«Nuestra sociedad avanza, pero no sabe a dónde va».
Hace ya algún tiempo, un primate perteneciente a la familia de los homínidos descubrió que la luz de las estrellas del cielo era la misma que la que se reflejaba en el agua del río; que la oscuridad no era otra cosa que la falta de luz; que el agua del mar estaba sobre la tierra y el aire sobre el agua, y de todo ello tuvo consciencia. Aquella noche tuvo un sueño diferente: el sueño de una vida mejor. Había nacido el Homo sapiens. No era necesario esperar a que la caprichosa madre naturaleza, a veces generosa y cordial y otras cruel y dañina, nos proveyera de todas nuestras necesidades, declarándonos en rebeldía contra ella.
Hemos mejorado nuestra salud y doblegado el dolor; nos alimentamos mejor y vivimos muchos más años. Pero el objetivo no parece fácil de alcanzar, cuanto más explotamos la naturaleza, más se nos pone esta en contra, perturbando gravemente el equilibrio del medio que nos sostiene. Nuestra sociedad avanza en un caótico zigzaguear y no poseemos ningún control sobre ella. ¿Conseguiremos, algún día, alcanzar el sueño que tuvo el primer Homo sapiens de un mundo mejor?