Los cuentos de Géza Csáth tienen magia, ácida profundidad y lirismo salvaje. En cada uno de ellos, de modernidad atemporal, se descubren ecos de escritores clásicos y modernos; la crueldad de Agota Kristof, la amarga ironía de Kosztolanyi o la misoginia de Sándor Márai. Su literatura desnuda va más allá de su época para imponer un estilo de forma contundente en fondo y forma. No se puede ir más lejos en los relatos «Padre e hijo», «Matricidio» o «La muerte del mago». Son modélicos. Como manifiesta en «Opio» a Csáth le interesa más una vida intensa que longeva. Se lanza sobre sus personajes como el cirujano trepana en la mesa de operaciones a la búsqueda del tumor escondido en los rincones del alma.