José Asunción Silva (1865-1896). Colombia. A excepción de algunas breves temporadas en el extranjero ?en París, Suiza y Londres; y en Venezuela, como secretario de la Legislación de Colombia?, Silva vivió en el ambiente cerrado y nada estimulante del Bogotá del siglo xix. Fue un hombre inconforme y desajustado, y su existencia estuvo marcada por el fracaso y las frustraciones: continuas ruinas en sus empeños comerciales, intentando preservar los negocios de su familia; la muerte de su hermana Elvira (a quien dedica su «Nocturno»), el naufragio de un barco en el que perdió según sus propias palabras: «lo mejor de mi obra»; la hostilidad de una sociedad estrecha (lo apodaban «José Presunción») que lo obligó a no mostrar su vocación literaria. La primera edición de su obra poética, muy adulterada, apareció en Barcelona en 1908, tras su suicidio (con un prólogo vehemente de Miguel de Unamuno). Su poesía contiene tres referencias privilegiadas: El libro de versos, que él mismo ordenó y tituló; Gotas amargas, que quiso mantener inédito; y Versos varios, compendio del resto de su obra. Nájera no parece atraído por el parnasianismo y aún menos por el preciosismo propio de los inicios de la década del 1890 (véase su sátira «Sinfonía de color de fresa en leche»). Influido por Poe, Bécquer, y el Martí de Ismaelillo, Silva es considerado un poeta simbolista.