Kaunas (ámbar y níquel) es el resultado de la observación de un paisaje natural, industrial y humano repleto de discordancias y de matices. A través de un lenguaje poético a un mismo tiempo áspero y armónico, los poemas de este libro parten de los gérmenes primigenios de los relatos fundacionales y la cultura clásica para zambullirse en las aguas del mundo moderno, con sus contradicciones económicas, tecnológicas, científicas y espirituales. Versos de inspiración simbolista y creacionista, bajo una voz profética y legendaria, acogen ráfagas de metáforas y alucinadas imágenes que, sin renunciar al intimismo y sin perder nunca de vista la realidad, apuntan en última instancia a las eternas preguntas: quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. Un poemario en el que naturaleza, mito y ciencia confluyen a la búsqueda del sentido final (si tal cosa existe) de la poesía y de la existencia.
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- Índice
- El chasis del verano
- Un mundo nuevo surge en poco tiempo
- El señor como el siervo, berreando en la cuna
- Tontamente gastando nuestros días alegres
- Y la mala barriga empieza a protestar
- Me compré una escopeta grande para que protegiera mis sueños
- Porque la maravilla nace de cosas viles
- Mas después el orgullo hizo presa en los hombres
- ¡Ni sus pellejos sé dónde colgar!
- Por doquier la guadaña hacía estragos
- Y de hallar lo perdido ni pensamiento tuvo
- Con trozos de madera fabricaban fetiches
- Colibias, rebichuelos, migueles, robellones
- Y el cáñamo se dobla, herido por los vientos
- El cárter del otoño
- Como sueño que vemos al dormir
- Sus encantos parecen una marchita tumba
- Pues mira que mañana habrás de ir al bosque
- Danzando a la lituana alegremente
- Por ese horror al punto se esfumaron
- Estando así mirando, comencé a vomitar
- La lluvia muchas veces los huesos nos caló
- Degüella sin reparos el ternero cebado
- Pues ni un solo señor vino al mundo con espada
- En el aire se agitan sus desgajados trozos
- Horrorizado por la magia de las viejas
- Asoman el oído para oír y no escuchan
- Entonces viejos locos salen de todas partes
- Fluyendo desbocado hacia el infierno
- El motor del invierno
- El camino retruena por el hielo
- Nos enseñó a volar de nuevo en los trineos
- Hiérelos con heladas, de modo que perezcan
- ¡Tinieblas han cegado nuestro mundo!
- Los más duros bocados se ablandan al calor
- Como horrible asesino vaga inquieto
- Por doquier pululaban como un gran hormiguero
- Despavorido salta del lecho mucho antes de que algún gallo cante
- Ten cuidado, te digo, al levantar tu espada
- Se pudrirán los ojos y el cuerpo será ruina
- Tú, suizo gordinflón, y tú, francés imbécil
- Aún, niños ingenuos, desconocéis el mundo
- Cuando a veces osamos mirar a lo profundo
- Primavera mecánica
- Y ríe al destruir el trabajo invernal
- Hasta osos y lobos dan saltos de alegría
- No son gemidos, son gritos de poder
- Ebrio de todo tipo de vinos extranjeros
- Contempla el solecito: sube y seca los campos
- Si lo haces, la bestia serás tú
- Colgará de su boca como tripas
- ¡Oh jamones salchichas y tocino!
- El campo no da fruto si no recibe nada
- No debéis sonrojaros por lo que aquí se ha dicho
- Y no desea sólo ser vestida por fuera
- Sembrad, pues, toda clase de semillas
- Basta