«No, no he salido, señor Presidente, ya ve que estoy aquí. Le agradezco una vez más el permiso especial, de veras excepcional... él también se emocionó a más no poder, nunca hubiera creído que obtendría, cuando la solicitó, la autorización para entrar en la Casa, para venir a por mí», se excusa la mujer amada, y cuenta entonces la razón que le ha llevado a desaprovechar ese inaudito permiso único que a nadie se había concedido antes, y que a su desconsolado amante tanto le había costado obtener: la oportunidad de volver al reino de los vivos.
El italiano Claudio Magris revisita aquí el célebre mito órfico, dándole en esta ocasión la palabra a Eurídice, quien en un catártico monólogo rememora los felices días pasados junto a su enamorado, al tiempo que salda cuentas con estos recuerdos y, resignada, acepta la situación actual. Así que Usted comprenderá deviene, pues, un largo alegato, a la vez justificación y terco miserere, que, siguiendo las huellas del mito clásico, da cuenta de un trágico amor total en el que inevitablemente resuenan ecos de la autobiografía del propio autor. Mito, fabulación y experiencia personal: puro Magris, aquí concentrado en un relato tan hermoso como magistral.