En 1926, a petición de T. S. Eliot para su revista
The New Criterion, Virginia Woolf publicó un pequeño ensayo donde lamentaba que «la enfermedad no haya ocupado su lugar, con el amor, las batallas y los celos, entre los principales temas de la literatura». Su propia experiencia la llevaba a valorar ese estado en que la improductividad nos opone al «ejército de los erguidos» y la sensibilidad a lo incomprensible y lo oscuro se impone a la inteligencia que normalmente «domina nuestros sentidos».
Estar enfermo trata además con humor la literatura idónea para los tiempos de enfermedad, y es en sí mismo un texto sinuoso, volátil, literariamente muy original: en su forma como en su contenido se observa en él, como dice Hermione Lee, «cierta sátira de la conformidad».
Completa el volumen Notas desde las habitaciones de los enfermos, que Julia Stephen, la madre de Virginia, publicó en 1883, basándose en su larga experiencia como cuidadora y enfermera no profesional. Es un texto que prefigura el ingenio y las dotes de observación de su hija, del mismo modo que documenta el «drama diario del cuerpo» que ésta tanto echaba de menos en la literatura.
- Estar enfermo
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- Notas desde las habitaciones de los enfermos
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