Este libro parte de una premisa básica: la relación entre el turismo y la naturaleza. Por una parte, por más de medio siglo, el turismo ha crecido de manera sostenida en todo el planeta: de unos pocos países y destinos turísticos visitados a mediados del siglo XX llegamos a la actualidad, donde es difícil identificar en cuáles paises el turismo no es un tema económicamente relevante. Antes de la pandemia de la COVID-19, el turismo llegó a aportar más del 10% de la producción global de bienes y servicios. Para entender la dimensión de esta cifra hay que saber que en 2019 el aporte del turismo superó la producción mundial agrícola o minera. Por otra parte, la relación entre los seres humanos y la naturaleza se ha complicado progresivamente en este mismo tiempo. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX transitamos un camino en el que la crisis ecológica fue negada, cuestionada, discutida y subestimada por diversos grupos políticos y económicos en casi todas las naciones y de forma sistemática. Sin embargo, en el siglo XXI, las tragedias ecológicas y ambientales -por ejemplo, unas elevadas tasas de extinción de la biodiversidad solo vistas en los procesos pasados de extinción masiva, entre muchos otros ejemplos posibles- han ofrecido evidencias difíciles de controvertir. Así las cosas, la pregunta tiende a dejar de ser si hay o no una crisis ecológica o si podemos detenerla, sino, más bien, como nos adaptamos a la crisis ecológica que hemos causado. Sin duda, para países como Colombia, donde el turismo de naturaleza aparece como una potencialidad de desarrollo económico y social muy relevante en el futuro, este es un tema que no debería ignorarse. En consecuencia, esta publicación ofrece seis investigaciones realizadas desde diversas perspectivas disciplinarias y temáticas sobre el turismo de naturaleza en el país.