EL CASO BLONDSTEIN es una novela de trama aparentemente policíaca, en la que desempeña un papel decisivo el mundo virtual de las comunicaciones modernas. Blondstein -director de una revista y hombre que suele comunicarse con sus corresponsales por intermedio de su ayudante y exclusivamente por correo electrónico, y que supuestamente vive en Nueva York- es un misterioso personaje que se pone en contacto con un periodista, Higinio Polo, para pedirle un artículo. La relación entablada entre el judío neoyorquino y el periodista, que se inicia durante las conmemoraciones de la llegada a España de las Brigadas Internacionales, se amplía después en un marco geográfico e intelectual en el que no faltan sorprendentes alusiones encontradas en un museo hebreo de Ciudad del Cabo o en el título de un artículo, y en la que aparecen desde un estrafalario poeta hasta comunicaciones de la Casa Blanca, referencias a los conflictos internacionales, como la guerra en Afganistán o las atrocidades en Perú o en Albania y ecos de la guerra civil española en el Israel de nuestros días.
En la novela, se mezclan Blondstein -el judío norteamericano, tal vez argentino- Chaplin y Paulette Goddard, las canciones de Paul Robeson, una singular partida de ajedrez entre los grandes maes tros Bent Larsen y David Bronstein, Gustav Klucis y el cartelismo soviético, las memorias de Buñuel, el fraude de Piltdown, el entierro de Antonio Machado, la música de Madame Butterfly Tina Modotti y la revolución mexicana, el argumento diagonal de Georg Cantor, Aristóteles y Demóstenes, Rita Hayworth y La dama de Shanghai, Hesiodo y el Pentateuco, y muchas otras cuestiones y personajes, en una intriga policíaca en la que nada es lo que parece, y en la que el periodista se obsesiona con la personalidad de Blondstein hasta llegar a sentirse envuelto en una conspiración que parece un juego de espejos.