¿Es la emancipación global una causa perdida? ¿Son los valores universales antiguos vestigios de una época pretérita? ¿Debemos someternos a una miserable tercera vía, de liberalismo económico y de gobierno mínimo, por miedo a los horrores totalitarios? En esta obra magna, el polémico filósofo Slavoj Zizek se enfrenta a la ideología predominante a propósito del deber de reapropiación de varias «causas perdidas» y busca la semilla de verdad en la política «totalitaria» del pasado. No es de extrañar, por consiguiente, que para los partidarios de la doxa «posmoderna» liberal la lista de causas perdidas que en ella se defienden sea un túnel del terror protagonizado por sus peores pesadillas, un almacén de los fantasmas del pasado que han tratado de exorcizar con todas sus fuerzas. Zizek argumenta que, si bien el terror revolucionario se saldó con el fracaso y con atrocidades de todo tipo, no es ésta toda la verdad. Hay, de hecho, un momento de redención que cae en el olvido con el categórico rechazo liberal democrático del autoritarismo revolucionario y con la valorización de una política blanda, consensuada y descentralizada. Reivindica, igualmente, el deber de reinventar el terror revolucionario y la dictadura del proletariado en la lucha en pro de la emancipación universal. Necesitamos aceptar con coraje el retorno de esta causa, exponiéndonos incluso al desastre más catastrófico. En palabras de Samuel Beckett: «Inténtalo de nuevo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor».