<< A las cinco y veinte de la tarde del jueves 27 de marzo de 2014 una sombra pasó por la vida de Natali Ponce de León, queriéndole arrebatar su brillo y borrar su belleza. El país entero lo recuerda, pues Natalia sufrió ese día a esa hora el ataque con ácido más violento de los últimos tiempos en Colombia. La oscuridad cubrió su vida y la de su familia y amigos, el ácido los salpicó a todos. Pero pronto pequeñas luces se fueron encendiendo alrededor de Natalia, formando un cerco de amor, y, yno a uno, fueron apareciendo los ángeles que la han ayudado a sobreponerse al horror de la agresión, al dolor, las cirugías y los tropiezos que en Colombia enfrentan las personas que sufren este tipo de quemaduras, y, lo más importante, a recobrar la fe y las ganas de vivir. Dueña de una impresionante fuerza interior, Natalia renació después del ataque y actualmente está entregada con disciplina a su rehabilitación. Sin embargo, más allá de su recuperación personal, su lucha es por todas las personas quemadas con químicos, por ello creó y preside la fundación que lleva su nombre, para cambiar la historia de las víctimas de estos actos de barbarie y endurecer las penas que los castigan, para que dejen de suceder. Hoy Natalia brilla más que nunca y la belleza crece en su alma y se dibuja día a día en su rostro.