Manón, un personaje inolvidable.
Una mujer, que ha sido de una belleza apabullante y que todavía sigue guapa, se casa en Logroño, de donde es su madre y donde vive todavía su tía. Antes de casarse regala toda su ropa en Madrid. Se llama Manón y suele decir que se quiere más a la ropa que a los hombres. Los hombres no la han tratado bien, ha tenido muchos amores y siempre la han dejado. Ella es economista, habla idiomas y siempre ha trabajado, pero en Logroño; ya casada, se ha metido en una vida tranquila. Su marido es viudo y tiene dos hijos adolescentes muy despendolados que intentan hacerle a ella la vida imposible, pero terminan queriéndola. El suegro, muy viejo y médico, ha muerto y ella recoge el piso, que es muy grande. En un zulo al lado de la consulta encuentra Manón un esqueleto con unos zapatos negros y blancos. Por esas cosas de las provincias, el abuelo de Manón y el de su marido eran hermanos que emigraron a América a principios del siglo XX, pero que en la guerra civil —ya de vuelta, ricos— habían reñido para siempre. En esta novela aparecen Soledad, la gorda maravillosa de Transición, y Julián, el muy rico ya de vuelta de todo.