Hellen Keller, escritora sordociega estadounidense, afirmaba que las cosas más bellas solo pueden sentirse desde el corazón. Victor Hugo, poeta y novelista francés, aseveraba que la incurable sordera es la de la mente. De la mano de estos dos autores, María J. Mena nos invita a adentrarnos en Poemas sordos, su segunda aventura poética, en la que ha unido corazón y mente en un hilo secuencial de melodías y acordes.
La autora indaga acerca de las relaciones que existen entre el ser humano y su entorno, siendo el amor el foco de buena parte de los poemas, que aborda de una forma liviana y sutil en algunas ocasiones, y tempestuosa en otras. Además, explora la incomunicación y la paradójica dificultad, consciente o inconsciente, para discriminar mensajes, en un mundo invadido por el ruido de fondo y la estridencia.
Poemas sordos no hace concesiones. Nos zambulle en apnea en una composición límpida y etérea, en la que cada estrofa se armoniza con el ciclo vital y evoluciona desde el origen hasta la madurez, mostrando distintas versiones del devenir incierto e imprevisible de una cotidianidad, a veces dolorosa y sombría, pero también repleta de instantes de asombro, exaltación y belleza.
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- Índice
- Prólogo
- Origen
- Ecos y melodías
- Ecos
- Primer eco
- Segundo eco
- Tercer eco
- Cuarto eco
- Quinto eco
- El eco de la ausencia
- Melodías onduladas
- Primera melodía
- Segunda melodía
- Tercera melodía
- Cuarta melodía
- Quinta melodía
- Melodías de un blues
- Versos melódecos
- Primer melódeco
- Segundo melódeco
- Tercer melódeco
- Cuarto melódeco
- Quinto melódeco
- Madurez
- Ser o quizá estar
- Verdugos sordos
- La herida
- A la vuelta de la esquina
- El amante
- Profundidad
- Sentido
- Plenitud
- Y al final eludimos