En el fluir del tiempo, se suceden los anocheceres y los amaneceres. En efecto, cada día anochece, y a la vuelta de unas horas, un nuevo día torna a disipar las tinieblas de la noche, con su luz y su sol…
También en el ámbito de la vida de cada uno se producen anocheceres y amaneceres. Y podemos tener un anochecer en la vida, dos, o más.
Tal es, como su título indica, el hilo conductor de esta nueva novela de Rodríguez Chaves. Pero no queda sólo en eso, sino que se trata de una novela rica en contenido, como es peculiar en el autor, y escrita en su inconfundible y aquilatado estilo.
Las historias de Rodríguez Chaves son de un interés humano que nos mantienen inmersos en el libro página tras página hasta el final, como es lo propio y característico de toda novela digna de tal nombre, con el aditamento, en el caso de Rodríguez Chaves, ya se ha dicho, de su inconfundible y aquilatada prosa, que se adapta a la historia narrada como la piel al cuerpo, valga el lugar común.