En la creación y el uso social de los umbrales emerge una espacialidad de la emancipación. Las luchas y los movimientos sociales están expuestos a las potencialidades formativas de los umbrales. Piezas de una forma de vida diferente, conformada y experimentada en la lucha, toma forma en el espacio y el tiempo con las características de los umbrales. Cuando las personas colectivamente perciben que sus acciones se tornan diferentes de sus hábitos colectivos habituales, entonces la comparación se vuelve liberadora. Sin embargo, estos umbrales, estas heterotopías, están ligados a las inconsistencias y las sinuosas formas del cambio social. En ellos, la alteridad radical de la emancipación humana es confrontada, abordada y explorada.
El proceso de emancipación implica no sólo la transformación del tiempo, sino también del espacio. Lejos de inscribir el tema de la libertad y el espacio como algo vinculado a un modo de regulación común de algo que se considera continuo y uniforme (el espacio), se presenta la idea de la multiplicidad cualitativa como forma de espacialización de la diversidad de prácticas humanas de libertad en una sociedad emancipada. Esa multiplicidad es flexible y no se relaciona con identidades cerradas, sino con «umbrales» comunicativos como formas de libertad no identitaria.
¿Puede la ciudad de los umbrales convertirse en el equivalente espacial de un proyecto emancipador basado en la negociación entre diferentes –pero no excluyentes– identidades en el proceso de invención colectiva del futuro?