En la inhóspita inmensidad de las estepas mongolas, una familia de nómadas realiza un macabro descubrimiento: el cuerpo de una niña de cinco años enterrada junto con su triciclo. El comisario Yeruldelgger, un tipo temperamental marcado por la tragedia y a quien su trabajo ha llevado casi al límite de la locura, observa la escena del crimen con una mezcla de perplejidad y agotamiento infinitos. Apenas cinco horas antes se encontraba en Ulán Bator, en las oficinas de una empresa china, investigando la aparición de tres cadáveres salvajemente mutilados, y ahora, por extraños motivos, su jefe lo ha apartado del caso.
Esto no significa, claro está, que un tipo como él vaya a quedarse de brazos cruzados. Empeñado en aclarar este monstruoso crimen que le revuelve las tripas, Yeruldelgger inicia una investigación paralela con la colaboración de la inspectora Oyun, una mujer intrépida, descarada y un poco enamorada de él, y de la forense Solongo, con la que el comisario mantiene una compleja relación sentimental. Poco a poco, van surgiendo vínculos inesperados entre ambos casos, y en su camino se cruzarán desde fantoches de baja estofa hasta una red de políticos y empresarios sin escrúpulos que anteponen los negocios a la vida humana. En última instancia, lo más preocupante será la corrupción policial que sostiene esa estructura diabólica, dispuesta a todo para mantener el statu quo. Así pues, desde la sombra, Yeruldelgger y su equipo se jugarán la vida para esclarecer la verdad y librar al país de una plaga que se expande por su tejido más profundo.
Ganadora de múltiples premios en Francia —entre ellos el prestigioso Premio SNCF du Polar, el Premio de las Lectoras de Elle y el Premio de los Lectores Quais du Polar/20 Minutes—, Yeruldelgger, muertos en la estepa aporta al público un ámbito geográfico exótico y desconocido, el de una Mongolia compuesta tanto por las tribus nómadas de las llanuras como por los habitantes de Ulán Bator, un nido de crimen, vicio y racismo, donde el nivel de vileza en todas las esferas convierte el trabajo policial en un desafío quijotesco.
- Portada
- Dedicatoria
- 1. Una especie de felicidad...
- 2. «¡Ya me lo imaginaba!»
- 3. «¡...empezaremos buscando a la mujer!»
- 4. «¡Ve a recuperar tus pedazos de chino!»
- 5. «Así que todo en orden, ¿no?»
- 6. «...cómo vas a poder detenerlo»
- 7. ...la familia Perra de Cara Sucia...
- 8. ...ajenos al martirio de la pobre pequeña
- 9. «Dínoslo», replicó Oyun, ya impaciente
- 10. «¡Es Saraa!»
- 11. A la manera de él
- 12. «¡Lo adoro!»
- 13. «Ya puestos, ¡por qué no Bambi!»
- 14. «¡Vamos, retiraos los dos!»
- 15. ...le enrojeció los ojos y le calentó el cerebro
- 16. ...con delicadeza y agua fría el cuerpo de Saraa
- 17. «¡...más follón después del que montamos nosotros!»
- 18. ¡En el tercer piso!
- 19. ...bajo las luces enloquecidas de las sirenas
- 20. «¡Voy a tomarme el fin de semana para investigar!»
- 21. «¡Ya sería hora!», se burló Solongo
- 22. ...desnuda y despierta detrás del biombo
- 23. ...eso quería decir que lo había comprendido
- 24. ...el último y patético cartucho de un viejo perdedor
- 25. «¡Un domingo magnífico!»
- 26. ...en el corazón de un bosque de alerces bajo una luna insolente
- 27. ...velar a Saraa mientras pensaba en su padre
- 28. ...cuya alerta le anunciaba el mensaje de Oyun
- 29. «¡Hay un niño ahí abajo!»
- 30. «...va a intentar llegar al monasterio...»
- 31. «...a todos, allí donde estéis, a Saraa, a ti y a él...»
- 32. En cuanto supiera cómo encontrarlo...
- 33. ...una esvástica en lugar del yin y el yang...
- 34. «Decirlo es fácil», murmuró Saraa
- 35. El tatuaje arrancado al Tatuado
- 36. «No», dijo Oyun, y suspiró
- 37. «¡...por el del videojuego!»
- 38. ...como cuando uno se abandona a una muerte esperada
- 39. ...en un surco junto a la empalizada
- 40. ...al arrancar demasiado rápido
- 41. Subió a su coche y se dirigió a la yurta de Solongo
- 42. «¡Para ella y para nosotras!»
- 43. ...en voz baja para no despertar a Saraa
- 44. Los salvajes ya no eran lo que fueron...
- 45. «¡Todo es siempre complicado!»
- 46. ...en un sueño profundo, agradable y apacible
- 47. ...para hacer reír a la banda y que Oyun lo perdonara
- 48. Hacía mucho que estaba solo en la noche
- 49. ...se terminaban a morro las botellas esparcidas
- 50. ...que le impedía aplastar el cuerpo de Oyun al pasar
- 51. «¿...cuando todos te necesitábamos?»
- 52. Marcó el número de Erdenbat
- 53. ...tenía que comenzar por él...
- 54. ...él murmuró «gracias» antes de abrazarla
- 55. ...la hora incierta de la noche
- 56. «¡Averigua dónde está y dínoslo!»
- 57. ...y dadas las circunstancias, ¡eso ya era mucho!
- 58. Nadie sabía dónde se había metido Saraa
- 59. «¡No te preocupes, ella lo sabrá!»
- 60. ...en el valle que había frente a su rancho...
- 61. «¡Es algo que tienes que ver!»
- 62. «¡...para cenar en el Mongolian Barbecue!»
- 63. ...dos o tres cositas que podría necesitar
- 64. «¡Eso debe de volver locas a las chicas!»
- 65. «Y yo, Chuluum. ¡Yo también te lo advertí!»
- 66. ...más como un gesto de defensa que de arrogancia
- 67. «Tengo un largo camino por delante...»
- 68. ...e intentó llamar a Solongo
- 69. ...las sandalias de Kushi
- 70. ...otro borracho que estaba todavía más ebrio que él
- 71. ...pero no al ogro, que entretanto había sido devorado por una osa...
- 72. «Desde hace ya mucho tiempo, demasiado tiempo...»
- 73. Ahora tenía un plan
- 74. «¡Yo también, cariño, por supuesto que yo también!»
- 75. «Ningún rastro de Erdenbat...»
- Créditos