Las bellezas de Bizancio eran el sueño de cualquier guerrero…
Sir William Bradfer podía ser un hombre encadenado y esclavizado, pero conservaba el orgullo en aquel mercado de esclavos de Constantinopla. Era un guerrero y había aprendido a sobrevivir.
Anna de Heraclea era la dama de compañía de una princesa, tenía una situación privilegiada, pero estaba obligada a casarse contra su voluntad. Al ver al magnífico William, se le ocurrió un plan…
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