Katie Crighton había accedido a formar parte del negocio familiar, pero seguía sintiéndose un bicho raro porque la mayoría de sus amigos y familiares tenían parejas estables... mientras que ella todavía era virgen.
La increíble atracción sexual que desprendía Sebastian Cooke era una peligrosa tentación para la inocente Katie. Él no dejaba de intentar seducirla, hasta que ya no pudo aguantar más. Después de una perfecta noche de pasión, Katie deseaba algo más...