Todo comenzó con un golpe en mitad de la noche... que cambiaría sus vidas.
Cuando empezaron a pasar cosas extrañas en su aislada casa, Kayla Thorne recurrió a la ayuda de Paul Fitzgerald. Quizá hubiera sido un error, porque Paul era ex policía... y ex presidiario, aunque él insistía en que le habían tendido una trampa. Pero si tanto deseaba probar su inocencia, ¿por qué perdía el tiempo arreglándole la casa?
Paul parecía empeñado en ganarse su confianza... mientras el misterioso peligro iba aumentando y Kayla cada vez necesitaba más que alguien la protegiera. Paul era el perfecto protector porque no necesitaba nada de ella... ¿o quizá sí? De pronto Kayla empezó a preguntarse por qué Paul se había acercado a ella... y hasta dónde pensaba llegar.