Su plan para seducir a su bella oponente contribuyó a que el acuerdo resultara todavía más dulce.
El magnate Massimo Sforza aprendió desde muy pequeño que las emociones eran para los débiles. Disfrutaba aplastando a sus oponentes en la sala de juntas tanto como de las muchas mujeres que pasaban por su cama. Pero su nueva rival no se parecía a nadie que hubiera conocido con anterioridad…
La jardinera de espíritu libre Flora Golding era lo único que se interponía entre Massimo y la adquisición del impresionante palazzo italiano en el que ella se escondía. No contaba con que la pasión de Flora emborronaría la línea vital que separaba los negocios del placer…