En un contexto de búsqueda personal después de una crisis espiritual profunda, Tolstoi escribió La muerte de Ivan Ilich (1886), una de sus obras más breves y a la vez más intensas. La novela plantea, sin rodeos, una de las preguntas centrales de toda existencia: ¿cómo vivir? A través del proceso de enfermedad y muerte de un funcionario de carrera, Tolstói reflexiona sobre el sentido de la vida, la hipocresía social y la necesidad de una vida interior auténtica. La novela profundiza en la crisis existencial de Iván, quien se replantea sus valores y elecciones de vida a la luz de la muerte. Se cuestiona si ha vivido una vida auténtica o si ha seguido un camino preestablecido.