La obra del mexicano Leopoldo Zea (1912-2004) representa uno de los momentos más altos del proceso de construcción de la conciencia latinoamericana. Discurso desde la marginación y la barbarie (1988) es una obra de madurez. Es el discurso que esa conciencia hispánica, perfectamente consciente de su «otredad» (de supropia marginación y barbarie en relación con el discurso canónico de la modernidad europeo-occidental), se levanta sobre sí, alza la voz y pide respeto. Respeto cultural y filosófico. Las figuras de Próspero y Calibán (tomadas en préstamo de La tempestad de Shakespeare) encierran la dificultad de un diálogo por el que Zea apuesta decididamente en aras de un positivo mejoramiento del mundo todo, y no solo de alguna de sus partes.