En esta breve y densa novela, contrastan la visión de una niña con la de una anciana que rememora su vida. A la ciudad minera y pobre de antes, se enfrenta la moderna, devastada por industrias que la atraviesan como una cicatriz, enrarecen su aire y la cubren con un manto de olor a podredumbre y desaliento. La niña es conducida por otros niños a explorar unas cavernas cerca del mar, donde se reúnen y realizan una serie de ritos que los vinculan con el poder y la muerte, en una suerte de construcción de identidad de grupo propia y atemorizante. Dos historias paralelas que finalmente se vinculan y se cierran en la búsqueda y encuentro de un sentido a cada existencia.