El presente volumen ofrece una nueva interpretación de la producción lírica de Antonio Machado, especialmente de Campos de Castilla, centrada en su interés por lo nimio. Rocas y zarzas, pedregales y campesinos, vagones de tren de tercera y fondas viejas, todos ellos elementos generalmente ignorados artísticamente, ocupan un primer plano en la poesía machadiana. Partiendo de las premisas del Nuevo Historicismo, este estudio destaca la presencia de esos aspectos insignificantes del paisaje, las gentes humuldes y las cosas ordinarias, a los que define como nimios.Esos detalles nimios, representados de forma anecdótica, como fragmentos o microhistorias, le sirven a Machado de herramienta para alterar la perspectiva poética y, por medio de ellos, introducir en sus versos la crítica la crítica política y social.
La autora se sirve de ese interés por lo nimio para leer los versos machadianos en relación a las obras de los poetas medievales -el Poema del Mio Cid, Berceo y Manrique-, así como con los romances populares, todos ellos textos en los que se observa también esta predilección por los detalles ordinarios. Además, compara este interés de Machado con la obra de otros escritores de principios del siglo XX, como Azorín. Muchos de estos elementos nimios pertenecen a los discursos científicos y culturales de la época.En concreto, estudia la relación de estos vocablos con la geología, ciencia que estaba alcanzando su reconocimiento en España, así como con la pintura de paisaje y el impresionismo que empezaban a arraigar en nuestro país. La inclusión de estos detalles nimios -de carácter científico y artístico-, sirven para desmitificar a la poesía como aislada de la sociedad. Por medio de lo nimio el poeta conecta con la realidad e introduce en los versos elementos del discurso social.