Pedro, el protagonista, relata en primera persona un buen número de escritos con el propósito de estimular su curiosidad y por el puro placer de indagar en su memoria para encontrar el detalle y las percepciones sobre las que nunca antes se había interesado. Reviviendo pequeñas cosas, evocando ilusiones, complejos, sueños y aspiraciones de su adolescencia, se topa con el espejismo de una relación y el ensueño de una mujer que merece un sitio en su vida.