HIJO de emigrantes suecos, Carl Sandburg (1878-1967), de Galesburg, Illinois, conquistó el derecho a su ciudadanía americana después de trabajar en diferentes oficios, el mismo camino por el que llegaron a la literatura tantos otros escritores norteamericanos: fue lechero ambulante, aprendiz de peluquero, maquinista teatral, peón de albañil, aprendiz en una fábrica de porcelanas, pinche de hotel, bracero agrícola, etc. Una enseñanza de vida que quedaría reflejada en su obra poética, concreta y vigorosa, que logró asimilar las dificultades del mundo y las peculiaridades del ser humano, como queda patente en los Poemas de Chicago.
Las enseñanzas de Whitman de que ciertos temas eran poéticos de por sí, que la poesía estaba abierta a recoger todas las circunstancias fueron asimiladas por Sandburg hasta convertirse en su más fiel continuador.