Un papá fuerte y callado
Con una sola caricia de sus fuertes manos, Jackson era capaz de calmar al pequeño Rex, y a ella, con una sola mirada de esos ojos negros, la desarmaba. Estaba enamorándose de él.
Al saber que Phoebe necesitaba un «marido» para no perder la custodia de su sobrino, Jackson se había ofrecido a ayudarla.
Ahora que Phoebe y el pequeño Rex estaban bajo su protección, Jackson, que era un lobo solitario, se encontraba de repente ansiando tener lo que había perdido y que nunca había esperado volver a encontrar.