En “ La luz acaba en el mañana” Milena Ortiz Macaya canta agradecida a la generosidad de la Madre Tierra y rememora a los personajes ilustres, a las personas de su círculo particular y a los seres queridos que han dotado de sentido a su vida.
Milena nos invita a la acción constante, al combate diario por la juventud incólume, y nos transporta a la dimensión salvífica de la esperanza, al caso representada alegóricamente por la luz que irrumpe en haces de luciérnagas o en torrente de alboradas en el momento en el que el alumbramiento de humanidad que somos en origen se desdibuja en un mañana infinito.