Este libro plantea que la cuestión fundamental en la estética del siglo XVIII, el problema del gusto, se relaciona con un asunto que tiene una relevancia política vital hoy en día: la comunicabilidad de aquellos puntos de vista que presuponen la pluralidad humana, es decir, la posibilidad de acuerdo entre diversas perspectivas culturales. Aunque los análisis presentes en el texto se centren en Kant, la autora, sin embargo, nos permite ver la evolución de esta idea, desde sus fuentes hasta algunos ecos del debate en autores y discusiones contemporáneas, como las dadas por las propuestas por H-G. Gadamer y Hannah Arendt.