La casa del canal gira en torno a Francesco, un psiquiatra al que han condenado por un escándalo sucedido en el hospital en el que trabajaba; todo mientras a su alrededor se desarrolla la locura, la experimentación con humanos, los propósitos de una búsqueda y un enigma por resolver.
Definitivamente, el universo personal de Mario V. Vázquez está presente a lo largo del texto: su vocación científica, su afecto por Italia y su pasión por contar historias, suficientes razones para emprender una lectura que mantiene al lector en vilo de principio a fin, entre lungos y limoncellos, amarettos y tortellinis, espressos y macchiatos, en una narración particularmente sensible, con giros inesperados y un final pacientemente tejido y hábilmente presentado.