La novela, que no deja de ser metanovela, se construye y se explicita a sí misma a lo largo de su ejecución.
La obra se distribuye en dos partes aparentemente iguales. Sin embargo, si hubiéramos de caracterizarlas, diríamos que el «Acto I» representa el camino de ida o hacia arriba, y el «Acto II» el de vuelta o hacia abajo.