Un mismo nudo puede hacerlo: atarnos y liberarnos.
Valentina pronto descubre que rebelarse más que una opción es una condición. La suya propia. Que hay que apretar los dientes y seguir adelante incluso con las heridas abiertas. Y que las buenas intenciones pueden acabar contigo, aunque las abandere tu propia familia.
Asumir su identidad y mantenerse fiel a sí misma será la forma en que comprenda que el arma realmente poderosa que marca la diferencia en el curso de los acontecimientos es el amor.
¿Estará dispuesta también a asumir las consecuencias?