Dormíamos, despertamos. Plaza tomada.
El 15 de mayo de 2011 nació un movimiento espontáneo que se hizo mundialmente conocido como el 15M.
Miles de ciudadanos se concentraron pacíficamente por tiempo indeterminado en las principales plazas del país. Fue la Puerta del Sol de Madrid testigo de estas dos historias: Laura, una joven de veintinueve años que se ve abocada a acampar en Sol por no tener adónde ir; y Pepe, un padre con tres hijos menores, que cerca de los cincuenta años acaba de ser despedido sin ningún tipo de indemnización. Ambos son el retrato de una España agonizante, con un gobierno asolado por la crisis, la corrupción y las desigualdades.
El movimiento tuvo tal repercusión que se extendió por toda Europa. Los servicios de inteligencia desplegaron un operativo con el fin de desmontar el 15M desde dentro a las órdenes de Jaime Villalonga.
Sin un futuro en el horizonte, ciudadanos libres levantaron banderas blancas, exentas de color político, agitándolas con tanta fuerza que removieron las conciencias de medio mundo al grito de «¡basta ya!».