Real como la vida misma.
Una desnovela cuenta la vida de Pedro, sin emociones novelescas.
Pedro, niño todavía, se encuentra con la amistad y enseguida lo sorprende y lo interroga la muerte. Se recrea con las variaciones de la naturaleza, siente la raíz religiosa de la existencia y se maravilla con la música. Estudia una parcela de la ciencia, trabaja en ella y ejerce la docencia destilando el placer de comunicarla. Se enamora y la vida de sus hijos y su educación constituyen una aventura atravesada por la incertidumbre. Le duelen algunos acontecimientos que golpean a la sociedad en que vive. Viaja y ensancha el horizonte localista y entra en la modernidad de la tecnología digital. Vive con amor y con humor, y le embelesa el paso del tiempo que conduce a la muerte.