Cuando llega la hora de hacer preguntas, no queda nadie para contestarlas.
Desde un caserío de la provincia canadiense de Nova Scotia, un profesor jubilado mata las horas escribiendo sobre lo que escriben los neófitos de buena memoria y poca imaginación, de ellos mismos y de sus antepasados.
Esta novela sobre su clan riojano es una mirada atrás, iracunda e indulgente, imaginada y cierta, además de afortunada, porque tiene el memorión de su tío Miguel para ayudarle a rehacer un pasado de caciques, diputados y ministros que arranca de la batalla seminal de Clavijo. Detalles anecdóticos aparte, Apreciado Prudencio es un vistazo al pasado familiar, como muchos otros, en que el autor está recordando al lector atento que también él tiene una historia que contar, la suya, única, y le está mostrando una de las mil y una maneras de escribirla.