Plegaria es un canto al vacío, la soledad, el miedo y el desarraigo. Es también un alivio y una búsqueda de la emoción “seca, natural, pura” de la que hablaba Vallejo. Lo perdido se recupera en el poema, y el poema es lo que queda cuando todo lo demás se va.
En su segundo libro, la autora cubana habla con Dios citando a Nietzsche, rememora el asesinato del revolucionario africano Patrice Lumumba y reivindica la capacidad de soñar como la última puerta de entrada a los paraísos perdidos.
Según el jurado que la declaró ganadora del Premio Ruiz Udiel, Plegaria “revela las coordenadas de una memoria fracturada que se recupera en la voz poética”. “Es el testimonio de un mundo que se desvanece y de una patria que se llena de sentido en la palabra y de unos recuerdos donde la poesía dialoga con su tradición y con un presente de euforias e incertidumbres”.
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- Índice
- Plegaria
- Nada
- Suéñate al fin
- Patrice Lumumba
- Soneto
- Lleva en la frente una espiral de espuma
- Quedarse
- Lluvia clara en una noche ajena
- Y si me da igual como se acabe
- Me voy a emborrachar para escribirte
- Ecos
- En el cristal de la noche
- Rocío de ausencias
- Canta la soledad, no son las hojas
- Y la vida fue eso
- La hora de los juicios
- Cuba
- Pequeños gestos
- Cuando la sombra borre todo mi rastro
- Diezmo
- Yo solo quería escribir, vivir tranquila y mirar el mar
- El dulce afán, la claridad desnuda
- Me miró brevemente
- Es el mismo parque de mis 13 años
- Un antiguo dolor me contamina
- Qué será de nosotros
- Túmbate mar, en mí, que el viento es poco
- Y llegará la muerte limpia y pura
- El mar moja los pies de los cansados
- Solo el fuego ilumina la noche
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