Canciones de una urraca

Canciones de una urraca

Hay momentos que te paran en seco y te dejan respirar. El tiempo se desacelera. Los movimientos quedan suspendidos en el aire. La sofocante bulla ajena, por un instante, se transmite en silencio, como si alguien girara la perilla del mundo hacia la izquierda. Momentos como cuando suena el canto de un ave. Un canto tan triste, tan desinhibido, tan conmovedor. Te permites brevemente escucharlo por doloroso que sea. Estás en paz. Canciones de una urraca simboliza esa pausa. Después de años negando su trastorno bipolar, la autora se permite escuchar por primera vez el canto melancólico del ave y, en vez de rechazarlo, a través del verso, baila de la mano con la tristeza. Canciones de una urraca simboliza ese respiro.
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  • Índice
  • Nota de la autora
  • Las canciones
  • Lugar del desasosiego
  • Café quemado
  • Contradicciones
  • Días extraños
  • La mujer que quiero ser
  • El aborto
  • El paraje entre tus brazos
  • Inventario
  • La historia de un pez
  • La resaca amorosa
  • Las rosas amarillas
  • Le dîner
  • Lecciones de pizarrón
  • Locura la nuestra
  • Luna roja
  • Madurar
  • Me fui a enamorar a la orilla de un rio
  • Mortal
  • Un hogar
  • Bajo el escombro
  • Agua
  • Ausencia
  • Bondad
  • Colita de rana
  • Cúpula
  • Domingo tapatío
  • El edificio cruje
  • El sol en Bogotá
  • Envenenamiento
  • Huir
  • Indolentes
  • La manta
  • Las voces
  • Recuerdos olvidados
  • Sed
  • Témpano de hielo
  • Una carta al 2020
  • Construcción de frases
  • Asociación libre
  • La historia de la poeta
  • La palabra muere
  • Rosalía y el mar
  • Viento
  • Viernes
  • Refugio contra la tormenta

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