En cada una de nosotras habita esa otra que no fuimos y que nos duplica como una sombra sobre el hombro ante el espejo. En los breves años de este siglo inaugurado, la historia de Eliana es también nuestra historia y aquí no hablo del lugar común de la vida que nos obligó o no a tomar un camino, sino de la historia que secretamente hubiéramos querido tener para alcanzar la estatura de esta luchadora que ha logrado reivindicaciones impensadas en nuestro país para las trabajadoras sexuales.