Carlos Cuarteroni, marino, geógrafo, comerciante de la Carrera de Manila, pescador de perlas, buscador de tesoros y obispo de Labuan, protagonizó en la segunda mitad del siglo XIX, una hazaña extraordinaria. En 1842, tras una perseverante búsqueda encuentra un barco inglés hundido en el mar de la China, lleno de lingotes de plata. Inmensamente rico, enemigo de la tiranía y la esclavitud, se impone la misión de liberar a los cientos de cautivos filipinos de los piratas moro-malayos, esclavizados en las numerosas islas que rodean Borneo. Al mando de su goleta Mártires de Tun-king, se presentaba en los puertos más peligrosos, y tras pagar sus correspondientes rescates, les devolvía a sus lugares de origen.