Lo que se gesta en la escritura de Simón Esain gesta a Simón Esain, juega con él, lo envuelve, nos envuelve. Lo dicho es una criatura viva; vive, respira, advierte, consuela, alza y baja el tono, regula los tiempos para tirar y aflojar sin que nada se corte, sin que nada muera. Simón piensa en voz escrita y esa voz le responde desde un lugar propio: La tengo con que las cosas / me dicen algo. Y unas líneas más abajo: esta casa la tiene / con que vivo aquí. Ese desdoblamiento del yo produce un desenfoque, cambia ángulos, amplía, potencia, exprime las consonancias semánticas de lo posible. Y es posible en tanto quien escribe sale de sí para decir y decirse desde afuera, lo que se hace muy claro cuando se lee: el que era soy / un poco más / menos mío.
del prólogo de Silvina Vuckovic.
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