El hilo azul inscribe una pérdida: la de un hijo que, tras habitar nueve meses el vientre de su madre, deja de latir. Ese instante, entre el estupor y el dolor, se ovilla y desovilla en giros entrañables. Entre el infinito que no conoce reglas y lo cotidiano, adviene una cronología confusa donde late el umbral inacabado de vida y muerte.
Las palabras que usa Mariana Dosso toman distintas formas porque “un mismo cuerpo de letra no alcanza”. Entonces, la narración se fragmenta y el verso reanuda lo eterno. Los puntos, de a ratos, se ausentan. El hilo, ahí, se dispone a fijar formas pre dibujadas con sus lazadas. Para lograr el punto arroz, por ejemplo, hay que tejer la primera vuelta del derecho, la segunda del revés, y así sucesivamente. Sin embargo, el azar, o quizás un capricho del propio material, instala lo indescifrable.
El yo del texto se sabe un hilo más. Esta historia se impregna de todas las aguas y en cada azul ahuyenta distancias y estrecha lazos de luz. La autora hace cuerpo con la madeja y se reafirma en su deseo singular e inmanente de maternar.
Lourdes Landeira
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- Índice
- Prólogo
- A salto de agua
- Primer giro
- Segundo giro
- Tercer giro
- Cuarto giro
- Me sostuve de palabras