Neira siempre ha sentido un enorme vacío en su interior, un pozo terrible, angustiante, imposible de llenar. Su padre desapareció cuando ella tan solo era un bebé y desde hace años lo único que le queda de él es una hipnótica melodía, cuya letra ya ha olvidado. Su mejor amigo, Logan, es el único que logra hacer que se sienta a salvo, como si junto a él por fin estuviese en casa… Hasta que vuelve a Hogar, la capital de Nueva Esfera, y se topa de bruces con el altivo e insolente Adriel. Los dos chicos siguen a Neira a través de las islas esféricas, pero ella no es la única que ha regresado al mundo de Nueva Esfera. La leyenda de Escila y Caribdis sigue viva. Solo la descendiente de Anfítrite puede detenerlas.