Historia general de las cosas de la Nueva España I

Historia general de las cosas de la Nueva España I

  • Author: Sahagún, Fray Bernardino de
  • Publisher: Linkgua
  • Serie: Historia
  • ISBN: 9788498166873
  • eISBN Pdf: 9788498970692
  • Place of publication:  Barcelona , Spain
  • Year of publication: 2011
  • Pages: 510

Pocas obras sobre América son tan importantes como ésta del franciscano leones que le ha merecido el título de padre de la antropología en el Nuevo Mundo. Hombre de profunda formación humanística, a lo largo de sus sesenta años de vida en México, su mayor preocupación fue siempre tratar de entender la cultura indígena mexicana. Como él mismo señaló, su propósito fue investigar las cosas humanas, naturales y divinas del México antiguo a fin de poder erradicar la idolatría. Al sumergirse en el estudio de la cultura y de la lengua indígena, Sahagún acabó sintiéndose cautivado por ellas, lo cual, como era de esperar, le ocasionó incomprensiones, envidias y hasta una excomunión.

  • Cover
  • Title page
  • Copyright page
  • Presentación
    • La vida
    • La historia general
  • Prólogo
  • Libro I. En que trata de los dioses que adoraban los naturales de esta tierra que es al nueva España
    • Capítulo I. Que habla del principal Dios que adoraban y a quien sacrificaban los mexicanos llamado Uitzilupuchtli
    • Capítulo II. Que trata del Dios llamado Páinal, el cual, siendo hombre, era adorado por Dios
    • Capítulo III. Trata del Dios llamado Tezcatlipoca, el cual generalmente era tenido por Dios entre estos naturales de esta Nueva España; es otro Júpiter
    • Capítulo IV. Trata del Dios que se llamaba Tláloc Tlamacacqui
    • Capítulo V. Trata del Dios que se llama Quetzalcóatl, Dios de los vientos
    • Capítulo VI. Se trata de las diosas principales que se adoraban en esta Nueva España
    • Capítulo VII. Trata de la diosa que se llamaba Chicomecóatl; es otra diosa Ceres
    • Capítulo VIII. Trata de una diosa que se llamaba la madre de los dioses, corazón de la tierra y nuestra abuela
    • Capítulo IX. Se trata de una diosa llamada Tzaputlatena
    • Capítulo XI. Se trata de la diosa del agua que la llamaban Chalchiuhtliicue; es otra Juno
    • Capítulo X. Se trata de unas diosas que llamaban ciuapipilti
    • Capítulo XII. Trata de la diosa de las cosas carnales, la cual llamaban Tlazultéutl; es otra Venus
    • Capítulo XIII. Trata de los dioses que son menores en dignidad que los arriba dichos, y el primero de éstos es el que llaman Xiuhtecutli; es otro Volcán
    • Capítulo XIV. Había cerca de un Dios que se llamaba Macuilxóchitl, que quiere decir «cinco flores» y también se llamaba Xochipill, que quiere decir «el principal que da flores» o «que tiene cargo de dar flores»
    • Capítulo XV. Habla del Dios llamado Omácatl; quiere decir «dos cañas»; es el Dios de los convites
    • Capítulo XVI. En que se trata del Dios llamado Ixtlilton, que quiere decir «el negrillo», y también se llama Tlaltetecuin
    • Capítulo XVII. Habla del Dios llamado Opuchtli, el cual era tenido y adorado en esta Nueva España
    • Capítulo XVIII. Que habla del Dios llamado Xipe Tótec, que quiere decir «desollado»
    • Capítulo XIX. Habla del Dios que se llamaba Yiacatecutli, Dios de los mercaderes
    • Capítulo XX. Que habla del Dios llamado Napatecutli
    • Capítulo XXI. Que habla de muchos dioses imaginarios, a los cuales todos llamaban tlaloques
    • Capítulo XXII. Que habla del Dios llamado Tezcatzóncatl, que es uno de los dioses del vino
  • Prólogo en romance
    • Capítulo XIII
    • Capítulo XIV
    • Capítulo XII
    • Capítulo XV
    • Capítulo XVI
  • Al lector
  • Libro II. Que trata del calendario, fiestas y ceremonias, sacrificios y solemnidades de estos naturales de esta nueva España hacían a honra de sus dioses
    • Prólogo
    • Al sincero lector
    • Capítulo I. Del calendario de las fiestas fijas, la primera de las cuales es lo que se sigue
    • Capítulo II. Al segundo mes llamaban tlacaxipeoaliztli. En el primero día de este mes hacían una fiesta a honra del Dios llamado Tótec, y por otro nombre se llamaba Xipe, donde mataban y desollaban muchos esclavos y cautivos. Tlacaxipeoaliztli
    • Capítulo III. Al tercero mes llamaban tozoztontli; en el primer día de este mes hacían fiesta al Dios llamado Tláloc, que es el Dios de las pluvias. En esta fiesta mataban muchos niños sobre los montes ofrecíanlos en sacrificio a este Dios y a sus compañeros para que los diesen agua. Tozoztontli
    • Capítulo IV. Al cuarto mes llamaban uei tozoztli. En el primero día de este mes hacían fiesta a honra del Dios llamado Cintéutl, que le tenían por Dios de los maíces; a honra de éste ayunabancuatro días ante de llegar la fiesta. Uei tozoztli
    • Capítulo V. Al quinto mes llamaban tóxcatl. El primero día de este mes hacían gran fiesta a honra del Dios llamado Titlacaoa, y p y por otro nombre Tezcatlipuca; a éste tenían por Dios de los dioses; a su honra mataban en esta fiesta un mancebo escogido que ninguna tacha tuviese en su cuerpo, criado en todos deleites por espacio de un año, instruto en tañer y en cantar y en hablar. Tóxcatl
    • Capítulo VI. Al sexto mes llamaban etzalcualiztli. En el primero día de este mes hacían fiesta a los dioses de la pluvia; a honra de estos dioses ayunaban los sacerdotes de estos dioses cuatro días antes de llegar a su fiesta, que son los cuatro postreros días del mes pasado. Etzalcualiztli
    • Capítulo VII. Al séptimo mes llamaban tecuilhuitontli. En el primero día de este mes hacían fiesta a la diosa de la sal que llamaban Uixtocíoatl; decían que era hermana mayor de los dioses tlaloques; mataban a honra de esta diosa una mujer compuesta con los ornamentos que pintaban a la misma diosa.Tecuilhuitontli
    • Capítulo VIII. Al octavo mes llamaban uei tecuílhuitl. En el primero día de este mes hacían fiesta a la diosa llamada Xilonen —diosa de los xilotes—. En esta fiesta daban de comer a todos los pobres, hombres y mujeres, niños y niñas. A honra de esta diosa mataban a una mujer a diez días de este mes compuesta con los ornamentos con que pintaban a la misma diosa. Uei tecuílhuitl
    • Capítulo IX. Al nono mes llamaban tlaxochimaco. El primero día de este mes hacían fiesta a honra del Dios de la guerra llamado Ui tzilopuchtli; ofrecíanle en ella las primeras flores de aquel año. Tlaxochimaco
    • Capítulo X. Al décimo mes llamaban xócotl uetzi. En el primero día de este mes hacían fiesta al Dios del fuego llamado Xiuhtecutli o Iscozauhqui; en esta fiesta echaban en el fuego vivos muchos esclavos atados de pies y manos, y antes que acabasen de morir los sacaban arrastrando del fuego para sacar el corazón delante de la imagen de este Dios. Xócotl uetzi
    • Capítulo XI. Al undécimo mes llamaban ochpaniztli. El primero día de este mes hacían fiesta a la madre de los dioses llamada Teteuinnan o Toci, que quiere decir «nuestra abuela»; bailaban a honra de esta diosa en silencio y mataban una mujer en gran silencio vestida con los ornamentos que pintaban a esta diosa.Ochpaniztli
    • Capítulo XII. Al doceno mes llamaban teutleco, que quiere decir «la llegada de los dioses». Celebraban esta fiesta a honra de todos los dioses, porque decían que habían ido a algunas partes; hacían gran fiesta el postrero día de este mes, porque sus dioses habían llegado. Teutleco
    • Capítulo XIII. Al tercio décimo mes llamaban tepeílhuitl. En este mes hacían fiesta a honra de los montes eminentes que están por todas estas comarcas de esta Nueva España, donde se arman nublados. Hacían las imágenes en figura humana a cada uno de ellos de la masa que se llama tzoal, y ofrecían delante de estas imágenes en respecto de estos mismos montes. Tepeílhuitl
    • Capítulo XIV. Al cuarto décimo mes llamaban quecholli. Hacían fiesta al Dios llamado Miscóatl, y en este mes hacían saetas y dardos para la guerra; mataban a honra de este Dios muchos esclavos. Quecholli
    • Capítulo XV. Al quinceno mes llamaban panquetzaliztli. En este mes hacían fiesta al Dios de la guerra Uitzilopuchtli; antes de esta fiesta los sátrapas de los ídolos ayunaban cuarenta días y hacían otras penitencias ásperas como era ir a la medianoche desnudos a llevar ramos a los montes. Panquetzaliztli
    • Capítulo XVI. Al mes décimo sexto llamaban atemuztli. En este mes hacían fiesta a los dioses de la pluvia, porque por la mayor parte en este mes comenzaba a tronar y hacer demuestras de agua; y los sátrapas de los tlaloques comenzaban a hacer penitencias y sacrificios porque viniese el agua. Atemuztli
    • Capítulo XVII. Al mes décimo séptimo llamaban títitl. En este mes hacían fiesta a una diosa que llamaban Ilamatecutli, y por otro nombre Tona, y por otro nombre Cozcámiauh; a honra de esta diosa mataban una mujer, y desque le habían sacado el corazón, cortábanle la cabeza y hacían areíto con ella. El que iba adelante llevaba la cabeza por los cabellos en la mano derecha, haciendo sus ademanes de baile. Títitl
    • Capítulo XVIII. Al mes décimo octavo llamaban izcalli. En este mes hacían fiesta al Dios del fuego que llamaban Xiuhtecutli o Ixcozauhqui; hacían una imagen a su honra de gran artificio que parecía que echaba llamas de fuego de sí, y de cuatro en cuatro años en esta misma fiesta esclavos y cautivos mataban a honra de este Dios; y agujereaban las orejas a todos los niños que habían nacido en aquellos años, y dábanlos padrinos y madrinas. Izcalli
    • Capítulo XIX. A los cinco días restantes del año, que son los cuatro últimos de enero y el primero de febrero, llamaban nemontemi, que quiere decir «días baldíos», y teníanlos por aciagos y de mala fortuna; hay conjetura que cuando agujereaban las orejas a los niños y niñas, que era de cuatro en cuatro años, echaban seis días de nemontemi, y es lo mismo del bisexto que nosotros hacemos de cuatro en cuatro años.
    • De las fiestas moviblesLa primera fiesta movible se celebraba a honra del Sol en el signo que se
    • Capítulo XX. De la fiesta y sacrificios que hacían en las calendas del primero mes, que se llamaba atlcaoalo o cuauitleoa
    • Exclamación del autor
    • Capítulo XXI. De las ceremonias y sacrificios que hacían en el segundo mes, que se llamaba tlacaxipeoaliztli
    • Capítulo XXII. De las fiestas y sacrificios que hacían en el postrero día del segundo mes, que se decía tlacaxipeoaliztli
    • Capítulo XXIII. De la fiesta y ceremonias que hacían en las calendas del cuarto mes, que se llamaba uei tozoztli
    • Capítulo XXIV. De la fiesta que se hacía en las calendas del quinto mes, que se llamaba tóxcatl
    • Capítulo XXV. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del sexto mes, que se llamaba etzalcualiztli
    • Capítulo XXVI. De la fiesta y ceremonias que se hacían en las calendas del séptimo mes, que se nombraba tecuilhuitontli
    • Capítulo XXVII. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del octavo mes, que se decía uei tecuílhuitl
    • Capítulo XXVIII. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del nono mes, que se llamaba tlaxuchimaco
    • Capítulo XXIX. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del décimo mes, que se llamaba xócotl uetzi
    • Capítulo XXX. De la fiesta y ceremonias que se hacían en las calendas del onceno mes, que se llamaba ochpaniztli
    • Capítulo XXXI. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del doceno mes, que se llamaba teutleco
    • Capítulo XXXII. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del treceno mes, que se decía tepeílhuitl
    • Capítulo XXXIII. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del catorceno mes, que se llamaba quecholli
    • Capítulo XXXIV. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del quinceno mes, que se decía panquetzaliztli
    • Capítulo XXXV. De la fiesta y ceremonias que se hacían en las calendas del 16 mes, que se llamaba atemuztli
    • Capítulo XXXVI. De la fiesta y sacrificios que se hacían en las calendas del décimo séptimo mes, que se llamaba títitl
    • Capítulo XXXVII. De la fiesta y ceremonias que se hacían en las calendas del 18 mes, que se llamaba izcalli
    • Capítulo XXXVIII. De la fiesta llamada oauhquiltamalcualiztli, que se hacían a los diez días del mes arriba dicho, que se hacían a honra del Dios llamado Ixcozauhqui
    • Apéndice del Segundo Libro
    • Relación de la fiesta que se hacía de ocho en ocho años
    • Relación de los edificios del gran templo de México
    • Relación de los mexicanos de las cosas que se ofrecían en el templo
    • Relación de la sangre que se derramaba a honra del demonio, en el templo y fuera
    • Relación de otros servicios que se hacía a los demonios en el templo y fuera
    • Relación de ciertas ceremonias que se hacía a honra del demonio
    • Relación de otras ceremonias que también se hacían a honra del demonio
    • Relación de las diferencias de ministros que servían a los dioses
    • Relación del tañer y cuántas veces tañían en el templo entre noche y día, que era como tañer a las horas
    • Relación de los votos y juramentos
    • Relación de los cantares que se decían a honra de los dioses en los templo y fuera de ellos
    • Relación que habla de la mujeres que servían en el templo
  • Libro III. Del principio que tuvieron los dioses
    • Prólogo
    • Capítulo I. Del principio que tuvieron los dioses
      • Párrafo primero: del nacimiento de Uitzilopuchtli
      • Párrafo segundo: de cómo honraban a Uitzilopuchtli como a Dios
      • Párrafo tercero: de la penitencia a que se obligaban los que recibían el cuerpo de Uitzilopuchtli
      • Párrafo cuarto: de otro tributo asac pesado que pagaban los que comían el cuerpo de Uitzilopuchtli
    • Capítulo II. De la estimación en que era tenido el Dios llamado Titlacaoa o Tezcatlipuca
    • Capítulo III. De la relación de quién era Quetzalcóatl, otro Hércules, gran nigromántico, dónde reinó y de lo que hizo cuando se fue
    • Capítulo IV. De cómo se acabó la fortuna de Quetzalcóatl y vinieron contra él otros tres nigrománticos, y de las cosas que hicieron
    • Capítulo V. De otro embuste que hizo aquel nigromántico llamado Titlacaoa
    • Capítulo VI. De cómo los de Tula se enojaron por el casamiento, y de otro embuste que hizo Titlacaoa
    • Capítulo VII. De otro embuste del mismo nigromántico, con que mató muchos de los tulanos danzando y bailando
    • Capítulo VIII. De otro embuste del mismo nigromántico, con que mató otros muchos de los de Tula
    • Capítulo IX. De otro embuste que hizo el mismo nigromántico, con que mató muchos más de los toltecas
    • Capítulo X. De otros embustes del mismo nigromántico
    • Capítulo XI. De otro embuste del mismo nigromántico, con que mató otros muchos tulanos
    • Capítulo XII. De la huída de Quetzalcóatl para Tlapalla, y de las cosas que por el camino hizo
    • Capítulo XIII. De las señales que dejó en las piedras, hechas con las palmas y con las nalgas donde se asentaba
    • Capítulo XIV. De cómo de frío se le murieron todos sus pages a Quetzalcóatl en la pasada de entre las dos sierras: el Volcán y la Sierra Nevada, y de otras hazañas suyas
    • Comienza el apéndice el libro tercero
      • Capítulo I. De los que iban al infierno, y de sus obsequias
      • Capítulo II. De los que iban al paraíso terrenal
      • Capítulo III. De los que iban al cielo
      • Capítulo IV. De cómo la gente baja ofrecía sus hijos a la casa que se llamaba telpuchcalli, y de las costumbres que allí los mostraban
      • Capítulo V. De la manera de vivir y ejercicios que tenían los que se criaban en el telpuchcalli
      • Capítulo VI. De los castigos que hacían a los que se emborrachaban
      • Capítulo VII. De cómo los señores principales y gente de tono ofrecían sus hijos a la casa que se llamaba calmécac, y de las costumbres que allí los mostraban
      • Capítulo VIII. De las costumbres que se guardaban en la casa llamada calmécac, donde se criaban los sacerdotes y ministros del templo desde niños
      • Capítulo IX. De la elección de los sumos sacerdotes, que siempre eran dos: el uno se llamaba Tótec tlamacacqui, el otro Tlaloca ttlamacacqui, que siempre elegían los más perfectos de todos los que moraban en el templo
  • Libro IV. De la astrología judiciaria o arte adivinatoria indiana
    • Prólogo
    • Al sincero lector
    • Capítulo I. Del primero signo, llamado Ce Cipactli, y de la buenafortuna que tenían los que en él nacían, así hombres como mujeres, si no la perdían por su negligencia o flojura
    • Capítulo II. Del segundo signo, llamado Ce Ocelotl, y de la mala fortuna que tenían los que en él nacían, así hombres como mujeres, si con su buena diligencia no se remediaban. Los que en este signo nacían por la mayor parte eran esclavos
    • Capítulo III. Del tercero signo, llamado Ce Mazatl, y de la buena fortuna que tenían los que en él nacían, así hombres como mujeres, si por su negligencia no la perdían
    • Capítulo IV. De la segunda casa de este signo, que se llama ume tochtli, en la cual nacían los borrachos
    • Capítulo V. De diversas maneras de borrachos
    • Capítulo VI. De las demás casas de este signo, unas prósperas, otras adversas, otras indiferentes
    • Capítulo VII. Del cuarto signo, llamado Ce Xochitl. Los hombres que nacían en él decían que eran alegres, inginiosos e inclinados a la música y a placeres, decidores, y las mujeres grandes labranderas, y liberales de su cuerpo si se descuidaban. Decían este signo ser indiferente a bien y a mal
    • Capítulo VIII. Del quinto signo, llamado Ce Acatl, mal afortunado. Decían que los que nacían en él, especial si nacían en la nona casa que llaman chicunaui cipactli, eran grandes murmuradores, nobeleros, malsines, testimuñeros, etc. Decían ser éste el signo de Quetzalcóatl, donde la gente nobleza hacía muchos sacrificios y ofrendas a honra de este Dios
    • Capítulo IX. Del sexto signo, llamado Ce Miquiztli, y de su próspera fortuna. Decían que este signo era de Tezcatlipuca, por cuya reverencia hacían en particular muchas ofrendas y sacrificos. Y hacían fiesta y regalos a los esclavos, cada uno a los suyos, en sus casas
    • Capítulo X. De las demás casas de este signo, de las cuales algunas son mal afortunadas, otras bien
    • Capítulo XI. Del séptimo signo, llamado Ce Quiahuitl, y de su desastrada fortuna. Decían que los que en este signo nacen son nigrománticos, brujos, hechiceros, embaidores. Es de notar que este vocablo tlacatecúlotl propiamente quiere decir nigromántico o brujo. Impropiamente se usa por diablo. Casi todas las cosas de este signo eran de mala digestión; pero la décima casa y la terciadécima casa universalmente en todos los signos eran felices
    • Capítulo XII. De las demás casas de este signo, algunas de las cuales eran indiferentes, otras del todo malas
    • Capítulo XIII. Del mal agüero que tomaban si alguno en este día tropezaba o se lastimaba en los pies, o caía, y de las malas condiciones de los que nacían en la octava casa, que se llama chicuei miquiztli, donde hay mucho lenguaje de los mal acondicionados hombres o mujeres
    • Capítulo XIV. De las postreras cuatro casas de este signo, las cuales tenían por dichosas, y de las buenas condiciones de los que en ellas nacían
    • Capítulo XV. Del octavo signo, llamado Ce Malinalli, y de su adversa fortuna. La segunda casa de este signo teníanla por buena, y universalmente todas las casas de nueve arriba, scilicet, 10, 11, 12, 13, las tenían por buenas
    • Capítulo XVI. Del noveno signo, llamado Ce Coatl, y de su buena fortuna, si los que nacían en él no la perdiesen por su flojura. Los mercaderes tenían a este signo por muy propicio para su oficio
    • Capítulo XVIII. De otro razonamiento que los mismos hacían a los que ya otras veces habían ido lejos a mercadear
    • Capítulo XIX. De las ceremonias que hacían los que quedaban por el que iba, si vivía, y otras cuando oían que era muerto
    • Capítulo XX. De las demás casas de este signo
    • Capítulo XXI. Del décimo signo, llamado Ce Tecpatl, y de su felicidad. Decían que los hombres que nacían en este signo eran valientes, esforzados para la guerra y venturosos. Y las mujeres que en él nacían varoniles, hábiles para todo y muy dichosas en adquirir riquezas. Decían que éste era el signo de Uitzilopuchtli, Dios de la guerra, y de Camaxtle. En el día que comenzaba este signo hacían gran fiesta a Uitzilopuchtli y por todos los trece días, a los cuales decían todos ser prósperos
    • Capítulo XXII. Del onceno signo, llamado Ce Ozomatli, y de su fortuna. Decían que los que en él nacían eran de buena condición, amigables, amables, regocijados, placenteros, inclinados a música y a oficios mecánicos. Decían que cuando reinaba este signo descendían unas ciertas diosas a la tierra, y a todos los que topaban por caminos o calles los empecían en el cuerpo, dándolos alguna enfermedad. Y por esto, reinando este signo, no osaban salir de casa, y los que en este signo enfermaban, luego eran desahuziados de los médicos
    • Capítulo XXIII. Del duodécimo signo, llamado Ce Cuetzpallin y de su ventura. Decían que los que nacían en este signo eran nervoso, enjutos, sanos, de buena carnadura, diligentes, vividores. Las casas sujetas, la cuarta y quinta y sexta y nona, universalmente las tenían por mal afortunadas en todos los signos; la segunda y octava por indiferentes
    • Capítulo XXIV. Del treceno signo, llamado Ce Ollin. Decían que este signo era indiferente a bien y a mal, y que los que en él nacían, si eran penitentes y bien dotrinados, los iba bien, y a los otros mal
    • Capítulo XXV. Del catorceno signo, llamado Ce Itzuintli y de su próspera ventura. Este decían ser el signo del Dios del fuego, llamado Xiuhtecutli o Tlalxictentica. En este signo los señores y principales hacían gran fiesta a este Dios. Y en este signo los señores y principales que eran elegidos para regir la república hacían la fiesta de su elección
    • Capítulo XXVI. De cómo en este signo los señores se aparejaban para dar guerra a sus enemigos, y en el mismo sentenciaban a muerte a lso que por algún gran crimen estaban presos
    • Capítulo XXVII. Del quintodécimo signo, llamado Ce Calli, y de su muy adversa fortuna. Decían que los hombres que en él nacían eran grandes ladrones, lujuriosos, tahures, desperdiciadores, y que siempre paraban en mal. Y la mujeres que en él nacían eran perezosas, dormilonas, inútiles para todo bien
    • Capítulo XXVIII. De las malas condiciones de las mujeres que nacían en este signo
    • Capítulo XXIX. Del décimosexto signo, llamado Ce Cozcacuauhtli, y de su buena fortuna. Decían que los que en este signo nacían vivían mucho, tenían larga vida y eran dichosos, aunque muchos de los que en él nacían morían luego
    • Capítulo XXX. Del signo décimoséptimo, llamado ce atl, y de su desastrada fortuna. Decían que los que nacían en él, si en la media vida tenían alguna buena dicha, en la otra media habían de ser desdichados, y que por la mayor parte morían muerte desastrada. Decían que este signo era de la diosa del agua, llamada Chalchiuhtliicue. Hacíanle gran fiesta los que trataban por el agua con canoas
    • Capítulo XXXI. Del signo décimoctavo y de sus desgracias y de mala fortuna de los que en él nacían
    • Capítulo XXXII. De los lloros y lástimas que hacían y decían aquellos a quien robaron los nigrománticos, y de las demás casas de este signo
    • Capítulo XXXIII. Del signo décimonono, llamado Ce Cuauhtli y de su adversa fortuna. Decían que los hombres que nacían en este signo eran valientes o esforzados, atrevidos, desvergonzados, descomedidos, fanfarrones, presuntuosos, etc. Y las mujeres eran también atrevidas, desvergonzadas, deslenguadas, deshonestas, etc. Decían que en este signo descendían a la tierra las diosas menores y empecían a los niños y niñas, y por esta causa sus madres y padres no los dejaban salir de casa, ni bañarse el tiempo que este signo reinaba
    • Capítulo XXXIV. De la superstición que usaban los que iban a visitar la recién parida, y de otros ritos que se guardaban en la casa de la recién parida
    • Capítulo XXXV. De las ceremonias que hacían cuando bautizaban la criatura, y del convite que hacían a los niños cuando le ponían el nombre, y de la plática que los viejos hacían a la criatura y a la madre
    • Capítulo XXXVI. Del convite que se hacía por razón de los bateos, y de la orden del servicio y de la borrachera que allí pasaba
    • Capítulo XXXVII. De lo que ahora se hace en los bateos, que es casi lo mismo que antiguamente hacían, y del modo de los banquetes que hacían los señores, principales y mercaderes, yahora hacen, y de las demás casas de este signo
    • Capítulo XXXVIII. Del signo vigésimo y último, llamado Ce Tochtli. Decían que los que nacían en este signo eran granjeros, trabajadores, vividores, ricos, guardosos
    • Capítulo XXXIX. Que habla generalmente de todos los signos
    • Capítulo XL. De las restantes casas de este signo y de la tabla y números de todos los signos
    • Apéndice del cuarto libro, en romance; y es una apología en defensión de la verdad que en él se contiene
  • Introducción y declaración nuevamente sacada, que es el calendario de los indios de Anáhuac, esto es, de la nueva España
  • Confutación de lo arriba dicho
  • Síquese adelante en el tratado de aquel religioso
  • Confutación de lo arriba dicho
  • Al lector
  • La cuenta de todos los tiempos que tenían estos naturales es la que se sigue
  • Libro V. Que trata de los agüeros y pronósticos que estos naturales tomabasn de algunas aves, animales y sabandijas para adivinar las cosas futuras
    • Prólogo
    • Capítulo I. Del agüero que tomaban cuando alguno oía de noche aullar a alguna bestia fiera, o llorar como vieja, y de lo que decían los agüeros en este caso
    • Capítulo II. Del agüero indiferente que tomaban de oír cantar a un ave que llaman oacton, y de lo que hacían los mercaderes que iban camino en este caso
    • Capítulo III. Del agüero que tomaban cuando oían de noche algunos golpes, como de quien está cortando madera
    • Capítulo IV. Del mal agüero que tomaban del canto del búho, ave
    • Capítulo V. Del mal agüero que tomaban del chillido de la lechuza
    • Capítulo VI. Trata del mal agüero que tomaban cuando veían que la comadreja o mostolilla atravesaba por delante de ellos cuando iban por el camino o por la calle
    • Capítulo VII. En que se trata del mal agüero que tomaban cuando veían algún conejo entrar en su casa
    • Capítulo VIII. En que se trata del mal agüero que tomaban los naturales de esta Nueva España cuando encontraban con una sabandija o gusano que la llaman pinauiztli
    • Capítulo IX. Que trata del agüero que tomaban cuando un animalejo muy hedionda que se llama épatl entraba en su casa o olían su hedor en alguna parte
    • Capítulo X. En que se trata del agüero que tomaban de las hormigas y ranas y ratones en cierto caso
    • Capítulo XI. Que trata del agüero que tomaban cuando de noche veían estantiguas
    • Capítulo XII. Que trata de unas fantasmas que aparecen de noche, que llaman tlacanexquimilli
    • Capítulo XIII. En que se trata de otras fantasmas que aparecían de noche
    • Apéndice del quinto libro
      • Prólogo
      • Capítulo I. Del omixochitl
      • Capítulo II. Del cuetlaxochitl
      • Capítulo III. De la flor ya hecha
      • Capítulo IV. De los maíces
      • Capítulo V. De tecuencholhuiliztli; quiere decir «pasar sobre alguno»
      • Capítulo VI. De atliliztli; quiere decir «beber el menor ante del mayor»
      • Capítulo VII. De comiendo en la olla
      • Capítulo VIII. De tamal mal cocido
      • Capítulo IX. Del ombligo
      • Capítulo X. De la preñada
      • Capítulo XI. Que trata del agüero que tomaban cuando de noche veían estantiguas
      • Capítulo XII. Que trata de unas fantasmas que aparecen de noche, que llaman tlacanexquimilli
      • Capítulo XIII. En que se trata de otras fantasmas que aparecían de noche
    • Apéndice del quinto libro, de las abusiones que usaban estos naturales
      • Prólogo
      • Capítulo I. Del omixochitl
      • Capítulo II. Del cuetlaxochitl
      • Capítulo III. De la flor ya hecha
      • Capítulo IV. De los maíces
      • Capítulo V. De tecuencholhuiliztli; quiere decir «pasar sobre alguno»
      • Capítulo VI. De atliliztli; quiere decir «beber el menor ante del mayor»
      • Capítulo VII. De comiendo en la olla
      • Capítulo VIII. De tamal mal cocido
      • Capítulo IX. Del ombligo
      • Capítulo X. De la preñada
      • Capítulo XI. De la casa de la recién parida
      • Capítulo XII. De terremoto
      • Capítulo XIII. Del tenamactli
      • Capítulo XIV. De la tortilla que dobla en el comal
      • Capítulo XV. Del lamer el métlatl
      • Capítulo XVI. Del que está arrimado al poste
      • Capítulo XVII. Del comer estando en pie
      • Capítulo XVIII. Del quemar de los escobajos del maíz
      • Capítulo XIX. De la mujer preñada
      • Capítulo XX. De la mano de la mona
      • Capítulo XXI. Del majadero y comal
      • Capítulo XXII. De los ratones
      • Capítulo XXIII. De las gallinas
      • Capítulo XXIV. De los pollos
      • Capítulo XXV. De las piernas de las mantas
      • Capítulo XXVI. Del granizo
      • Capítulo XXVII. De los brujos
      • Capítulo XXVIII. De la comida del ratón que sobra
      • Capítulo XXIX. De las uñas
      • Capítulo XXX. Del estornudo
      • Capítulo XXXI. De los niños o niñas
      • Capítulo XXXII. De las cañas verdes del maíz
      • Capítulo XXXIIII. Del respendar de los maderos
      • Capítulo XXXIV. Del métlatl
      • Capítulo XXXV. De la casa nueva por quien sacaba fuego nuevo
      • Capítulo XXXVI. Del baño o temaccalli
      • Capítulo XXXVII. De cuando los muchachos mudan los dientes
  • Libro VI. De las oraciones con que oraban a los dioses y de la retórica y filosofía moral y teoligía, en una misma contestura
    • Capítulo I. Del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban al principal Dios, llamado Tezcatlipuca o Titlacaoa o Yáutl, en tiempo de pestilencia para que se al quitase. Es oración de los sacerdotes en la cual le confiesan por todopoderoso, no visible ni palpable. Usan de muy hermosas metáforas y maneras de hablar.
    • Capítulo II. Del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban al principal de los dioses, llamado Tezcatlipuca y Yoalli Ehécatl, demandándole socorro contra la pobreza. Es oración de los sátrapas, en la cual le confiesan por señor de las riquezas descanso y contento y placeres, y dador de ellas, y señor de la abundancia
    • Capítulo III. Del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban al principal Dios, llamado Tezcatlipuca, y Yáutl, NécocYáutl, Monequi, demandándole favor en tiempo de guerra contra sus enemigos. Es oración de los sátrapas que contiene muy delicadas metáforas y muy elegante lenguaje; En ella manifiestamente se ve que creían que todos los que morían en la guerra iban a la casa del Sol, donde gozaban de deleites eternos
    • Capítulo IV. Del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban al principal Dios, llamado Tezcatlipuca, Teyocoyani, Teimatini, primer proveedor de las cosas necesarias, demandando favor para el señor recién electo para que hiciese bien su oficio. Es oración de los sátrapas que contiene sentencias muy delicadas
    • Capítulo V. Del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban al mayor de los dioses, llamado Texcatlipuca, Titlacaoa, Moquequeloa,después de muerto el señor, para que los diese otro. Es oración del mayor sátrapa, donde se ponen muchas delicadeces en sentencia y en lenguaje
    • Capítulo VI. Del lenguaje y afectos que usaban orando a Tezcatlipuca, demandándole tuviese por bien de quitar del señorío, por muerte o por otra vía, al señor que no hacía bien su oficio. Es oración o maldición del mayor sátrapa contra el señor, donde se pone muy extremado lenguaje y muy delicadas metáforas
    • Capítulo VII. De la confesión auricular que estos naturales usaban en tiempo de su infidelidad, una vez en La vida
    • Capítulo VIII. Del lenguaje y afectos que usaban cuando oraban al Dios de la pluvia, llamado Tláloc, el cual tenían que era señor y rey del paraíso terrenal, con otros muchos dioses sus sujetos,que llamaban tlaloque, y su hermana, llamada Chicomecóatl, la diosa Ceres. Esta oración usaban los sátrapas en tiempo de seca para pedir agua a los arriba dichos. Contiene muy delicada materia. Están espresos en ella muchos de los errores que antiguamente tenían
    • Capítulo IX. Del lenguaje y afectos que usaba el señor después de electo para hacer gracias a Tezcatlipuca por haberle electo en señor, y para demandarle sabor y lumbre para hacer bien su oficio, y donde se humilla de muchas maneras
    • Capítulo X. Del lenguaje y afectos que usaban para hablar y avisar al señor recién electo. Es plática de alguna persona muy principal: uno de los sátrapas o algún pilli o tecutli, el que más acto era para hacerla. Tiene maravilloso lenguaje y muy delicadas metáforas y admirables avisos
    • Capítulo XI. De lo que dice otro orador en acabando el primero, mostrando brevemente el alegría de todo el reino por su elección, y mostrando el deseo que todos sus vasallos tienen de su larga vida y prosperidad. No lleva esta oración tanta gravedad ni tanto coturno como la pasada
    • Capítulo XII. De lo que responde el señor a sus oradores, humillándose y haciéndolos gracias por lo que han dicho
    • Capítulo XIII. De los afectos y lenguaje que usa el que responde por el señor a los oradores cuando el señor no se halla para responder. Es oración de algún principal o amigo o pariente del señor, bien hablado y bien entendido. Usa en ella de muchos colores retóricos
    • Capítulo XIV. En que se pone una larga plática con que el señor hablaba a todo el pueblo la primera vez que los hablaba. Exhórtalos que nadie se emborrache, ni hurte, ni cometa adulterio. Exhórtalos a la cultura de los dioses, al ejercicio de las armas, a la agricultura, etc.
    • Capítulo XV. Que después de la plática de señor se levanta otro principal y hace otra plática al pueblo en presencia del mismo señor, encareciendo las palabras que el señor dijo y engrandeciendo su persona y autoridad, y reprehendiendo con agrura los vicios que él tocó en su plática
    • Capítulo XVI. De la respuesta que hacía un viejo principal y sabio en el arte de bien hablar, respondiendo de parte del pueblo, a gradeciendo la doctrina y razonamiento del señor, y protestando la guarda de todo lo que se les había dicho
    • Capítulo XVII. Del razonamiento, lleno de muy buena doctrina en lo moral, que el señor hacía a sus hijos cuando ya habían llegado a los años de discreción, exhortándolos a huir los vicios y a que se diesen a los ejercicios de nobleza y virtud
    • Capítulo XVIII. Del lenguaje y afectos que los señores usaban, hablando y doctrinando a sus hijas cuando ya habían llegado a los años de discreción, exhortándolas a toda disciplina y honestidad interior y exterior y a la consideración de su nobleza, para que ninguna cosa hagan por donde afrenten a su linaje. Háblanlas con muy tiernas palabras y en cosas muy particulares
    • Capítulo XIX. Que en acabando el padre de exhortar a la hija, luego delante de él toma la madre la mano, y con muy amorosas palabas la dice que tenga en mucho lo que su padre la ha dicho y lo guarde en su corazón como cosa muy preciosa.
    • Capítulo XX. Del lenguaje y afectos que usaba el padre principal o señor para amonestar a su hijo a la humildad y conocimiento de sí mismo para ser acepto a los dioses y a los hombres, donde pone muchas consideraciones al propósito con maravillosas maneras de hablar y con delicadas metáforas y propísimos vocablos
    • Capítulo XXI. Del lenguaje y afectos que el padre, señor principal, usaba para persuadir a su hijo al amor de la castidad, donde pone cuán amigos eran los dioses de los castos, con muchas comparaciones y ejemplos muy al propósito con excelente lenguaje. ç
    • Capítulo XXII. En que se contiene la doctrina que el padre principal o señor daba a su hijo cerca de las cosas y policía exterior, conviene a saber, cómo se había de haber en el dormir, comer, beber, hablar, y en el traje y en el andar, y mirar y oír, y que se guarde de comer comida de mano de malas mujeres, porque dan hechizos
    • Capítulo XXIII. De la manera que hacían los casamientos estos naturales
    • Capítulo XXIV. En que se pone lo que hacían cuando la recién casada se sentía preñada
    • Capítulo XXV. Del lenguaje y afectos que usaban dando la norabuena a la preñada, hablando con ella. Es plática de alguno de los parientes de él.
    • Capítulo XXVII. De cómo una matrona parienta del mozo habla a la partera para que se encargue del parto de la preñada, y de cómo la partera responde aceptando el ruego, y de los avisos que da a la preñada para que su parto no sea dificultoso, donde se ponen muchas cosas apetitosas de leer y de saber, y muy buen lenguaje mujeril y muy delicadas metáforas
    • Capítulo XXVIII. De las diligencias que hacía la partera llegada la hora del parto para que la preñada pariese sin pena, y de los remedios que la aplicaba si tenía mal parto, donde hay cosas bien gustosas de leer
    • Capítulo XXIX. De cómo a las mujeres que morían de parto las canonizaban por diosas y las adoraban como a tales, y que tomaban reliquias de su cuerpo.
    • Capítulo XXX. De cómo la partera hablaba al niño en naciendo, y las palabras que le dice de halago y de regalo y de ternura de amor, donde se ponen muy claras palabras que la ventura o buena fortuna con que cada uno nace ante del principio del mundo le está por los dioses asignada o concedida, y la partera gorgeando con la criatura pregúntale qué suerte de ventura le ha cabido
    • Capítulo XXXI. De lo que la partera decía al niño cuando le cortaba el ombligo, que eran todas las fatigas y trabajos que había de padecer en este mundo, y al cabo morir en la guerra o sacrificado a los dioses.
    • Capítulo XXXII. De cómo la partera, en acabando de hacer lo arriba dicho, luego lavaba la criatura, y de la manera que se hacía aquel lavatorio, y de lo que la partera rezaba entre que lavaba a la criatura. Eran ciertas oraciones enderezadas a la diosa del agua que se llamaba Chalchiuhitlicue
    • apítulo XXXIII. Del razonamiento que hacía la partera a la recién parida, y de las gracias que los parientes de la parida hacían a la partera por su buen trabajo, y de lo que la partera responde, donde hay muy esmerado lenguaje, en especial en la respuesta de la partera
    • Capítulo XXXIV. Que entre los señores principales y mercaderes usaban, los unos a los otros, dar la enhorabuena del primogénito, enviando dones, y quien de su parte hablase a la criatura, saludándola, y a la madre y padre y abuelos.
    • Capítulo XXXV. De los afectos y lenguaje que usaban los embajadores enviados de los señores de otros pueblos a saludar a la criatura y a sus padres, y de lo que respondían de parte de los saludados
    • Capítulo XXXVI. De cómo los padres de la criatura hacían llamar a los adivinos para que dijesen la fortuna o ventura que consigo traía la criatura, según el signo en que había nacido, los cuales venidos preguntaban con diligencia la hora en que había nacido.
    • Capítulo XXXVII. Del bautismo de la criatura, y de todas las ceremonias que en él se hacían, y del poner el nombre a la criatura, y del convite de los niños, etc.
    • Capítulo XXXVIII. Del bautismo de las niñas, en cuanto loca algunas particulares ceremonias que se hacían cuando la primera vez la partera ponía a la criatura, que era enacabándola de bautizar, y de las palabras que entonces decía
    • Capítulo XXXIX. De cómo los padres y madres, deseando que sus hijos e hijas viviesen, prometían de los meter en la casa de religión, que en cada pueblo había dos, una más estrecha que otra, así para hombres como para mujeres, donde los metían en llegando a edad convenible
    • Capítulo XL. De cómo en llegando en tiempo de meter a su hijo o hija donde le habían prometido, se juntaban todos los parientes ancianos y avisaban al muchacho o muchacha del voto que sus padres habían hecho, y del lugar donde había de entrar,y de la vida que había de tener
    • Capítulo XLI. De algunos de los adagios que esta gente mexicana usaba
    • Capítulo XLII. De algunos zazaniles de los muchos que usa esta gente mexicana, que son como los «¿Qué cosa y cosa?» de nuestra lengua
    • Capítulo XLIII. De algunas metáforas delicadas con sus declaraciones
  • Libros a la carta

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