Hernando o Fernando Colón (Córdoba, 1488-Sevilla, 1539). España. Hijo de Cristóbal Colón y Beatriz Enríquez de Arana, hermanastro de Diego Colón. Acompañó a Carlos I de España en algunos de sus viajes y a su padre en el último que realizó a América. Hernando Colón fue el segundo hijo de Cristóbal Colón. Nació en Córdoba y durante su vida ejerció de paje, viajero, cosmógrafo, matemático, historiador, biógrafo y abogado de la causa de su padre. Interesado por la cultura y el pensamiento de su época, Hernando Colon dedicó su tiempo y su fortuna a reunir una de las más grandes bibliotecas del Renacimiento. Así, entre 1509 y 1539 recorrió gran parte de Europa buscando obras impresas y manuscritas para su colección, una biblioteca de corte universal que sirviese de instrumento de trabajo a los estudiosos e investigadores. Su biblioteca llegó a alcanzar los 15.000 volúmenes, de los cuales sólo ha llegado hasta nosotros una quinta parte, entre ellos 1.250 incunables y 636 manuscritos.
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- Sumario
- Presentación
- Siendo yo hijo del Almirante
- Capítulo I. De la patria, origen y nombre del Almirante Cristóbal Colón
- Capítulo II. Quiénes fueron el padre y la madre del Almirante, y sus cualidades, y la falsa relación que un cierto Justiniano hace de su ejercicio antes que adquiriese el título de Almirante
- Capítulo III. De la disposición de cuerpo del Almirante y de las ciencias que aprendió
- Capítulo IV. De los ejercicios en que se ocupó el Almirante antes de venir a España
- Capítulo V. De la venida del Almirante a España y de lo que le sucedió en Portugal, que fue la causa del descubrimiento que hizo de las Indias
- Capítulo VI. La principal causa que movió al Almirante a creer que podía descubrir las Indias
- Capítulo VII. La segunda causa que movió al Almirante a descubrir las Indias
- Capítulo VIII. Carta de Paulo, físico florentino, al Almirante, acerca del descubrimiento de las Indias
- Capítulo IX. La tercera causa y conjetura que en algún modo incitó al Almirante a descubrir las Indias
- Capítulo X. Se demuestra ser falso que los españoles tuviesen antiguamente el dominio de las Indias, como Gonzalo Fernández de Oviedo se esfuerza en probar en sus Historias
- Capítulo XI. Cómo el Almirante se indispuso con el rey de Portugal con motivo del descubrimiento que le ofreció de las Indias
- Capítulo XII. Salida del Almirante de Portugal y pláticas que tuvo con los reyes católicos don Fernando y doña Isabel
- Capítulo XIII. Cómo el Almirante, no quedando de acuerdo con el rey de Castilla, decidió marcharse a ofrecer a otro su empresa
- Capítulo XIV. Cómo el Almirante volvió al campo de Santa Fe y se presentó a los reyes católicos, pero no llegó a convenio alguno con ellos
- Capítulo XV. Cómo los reyes católicos mandaron volver al Almirante, y le concedieron cuanto pedía
- Capítulo XVI. Cómo el Almirante armó tres carabelas para llevar a cabo la empresa de su descubrimiento
- Capítulo XVII. Cómo el Almirante llegó a las Canarias y allí se proveyó completamente de todo lo que necesitaba
- Capítulo XVIII. Cómo el Almirante salió de la isla de la Gran Canaria para seguir, o dar principio a su descubrimiento, y lo que le sucedió en el océano
- Capítulo XIX. Cómo todos estaban muy atentos a los indicios que había en el mar, con deseo de llegar a tierra
- Capítulo XX. Cómo la gente murmuraba con deseo de volverse, y viendo otras señales y demostraciones de tierra, caminó hacia ella con alegría
- Capítulo XXI. Cómo no sólo vieron los indicios y las señales anteriores, sino otros mejores, que les dieron algún ánimo
- Capítulo XXII. Cómo el Almirante encontró la primera tierra, que fue una isla en el archipiélago llamado de los Lucayos
- Capítulo XXIII. Cómo el Almirante salió a tierra y tomó posesión de aquélla en nombre de los reyes católicos
- Capítulo XXIV. De la índole y costumbre de aquella gente, y de lo que el Almirante vio en la isla
- Capítulo XXV. Cómo el Almirante salió de aquella isla y fue a ver otras
- Capítulo XXVI. Cómo el Almirante pasó a otras islas que desde allí se veían
- Capítulo XXVII. Cómo el Almirante descubrió la isla de Cuba, y lo que allí encontró
- Capítulo XXVIII. Cómo volvieron los dos cristianos, y lo que contaron haber visto
- Capítulo XXIX. Cómo el Almirante dejó de seguir la costa occidental de Cuba y se volvió por Oriente hacia La Española
- Capítulo XXX. Cómo el Almirante volvió a seguir su camino hacia Oriente para ir a la Española, y separóse de su compañía uno de los navíos
- Capítulo XXXI. Cómo el Almirante se dirigió a la Española, y lo que en ella vio
- Capítulo XXXII. Cómo fue a las naves el rey principal de aquella isla, y la majestad con que iba
- Capítulo XXXIII. Cómo el Almirante perdió su nave en unos bajos, por negligencia de los marineros, y el auxilio que le dio el rey de aquella isla
- Capítulo XXXIV. Cómo el Almirante decidió fundar un pueblo en el paraje donde habitaba el mencionado rey, y le llamó Villa de la Navidad
- Capítulo XXXV. Cómo el Almirante salió para Castilla, y halló la otra carabela con Pinzón
- Capítulo XXXVI. Cómo en el golfo de Samaná, de la isla Española, se originó la primera contienda entre los indios y los cristianos
- Capítulo XXXVII. Cómo el Almirante salió para Castilla, y por una gran tempestad se separó de su compañía la carabela Pinta
- Capítulo XXXVIII. Cómo el Almirante llegó a las islas de los Azores, y los de la isla de Santa María le tomaron la barca con la gente
- Capítulo XXXIX. Cómo el Almirante corrió otra tormenta, y al fin recuperó su gente con la barca
- Capítulo XL. Cómo el Almirante salió de las islas de los Azores y llegó con temporal a Lisboa
- Capítulo XLI. Cómo los de Lisboa iban a ver al Almirante, como a una maravilla, y luego fue a visitar al rey de Portugal
- Capítulo XLII. Cómo el Almirante fue a la provincia de Cibao, donde encontró las minas de oro y labró el fuerte de Santo Tomás
- Capítulo XLIII. Cómo se acordó que el Almirante volviese con gran armada a poblar la isla Española, y se logró del papa la aprobación de la conquista
- Capítulo XLIV. Privilegios concedidos por los reyes católicos al Almirante
- Capítulo XLV. Cómo el Almirante salió de Barcelona para Sevilla, y de Sevilla para la Española
- Capítulo XLVI. Cómo el Almirante salió de la Gomera, y atravesando el océano halló las islas de los Caribes
- Capítulo XLVII. Cómo el Almirante descubrió la isla de Guadalupe, y lo que en ella vio
- Capítulo XLVIII. Cómo el Almirante salió de la isla de Guadalupe, y de algunas islas que halló en su camino
- Capítulo XLIX. Cómo el Almirante llegó a la Española, donde supo la muerte de los cristianos
- Capítulo L. Cómo el Almirante fue a la Villa de la Navidad, y la halló quemada y despoblada, y cómo se avistó con el rey Guacanagarí
- Capítulo LI. Cómo el Almirante salió de la Navidad, y fue a poblar una villa que denominó la Isabela
- Capítulo LII. Cómo el Almirante fue a la provincia de Cibao, donde encontró las minas de oro y labró el fuerte de Santo Tomás
- Capítulo LIII. Cómo el Almirante volvió a la Isabela y halló que aquella tierra era muy fértil
- Capítulo LIV. Cómo el Almirante dejó bien dispuestas las cosas de la isla y salió a descubrir la de Cuba, creyendo que era tierra firme
- Capítulo LV. Cómo el Almirante descubrió la isla de Jamaica
- Capítulo LVI. Cómo el Almirante volvió desde Jamaica a seguir la costa de Cuba, creyendo todavía que ésta era tierra firme
- Capítulo LVII. Cómo el Almirante hubo grande fatiga y trabajo al navegar entre tan innumerables islas
- Capítulo LVIII. Cómo el Almirante navegó hacia la isla Española
- Capítulo LIX. De la grande hambre y los trabajos que padeció el Almirante con los suyos, y cómo volvió a Jamaica
- Capítulo LX. Cómo el Almirante descubrió la parte meridional de la isla Española, hasta que volvió por Oriente a la villa de la Navidad
- Capítulo LXI. Cómo el Almirante sometió la isla Española y lo que dispuso para sacar de ella utilidad
- Capítulo LXII. De algunas cosas que se vieron en la isla Española, y de las costumbres, ceremonias y religión de los indios
- I. De dónde proceden los indios y de qué manera
- II. Cómo se separaron los hombres de las mujeres
- III
- IV
- V. Cómo volvieron después las mujeres a la isla llamada Española, que antes llevaba el nombre de Haití, y así la llaman los habitantes de ella; anteriormente, ésta y las otras islas se llamaban Bohío
- VI. Cómo Guahayona volvió a la mencionada Cauta, de donde había antes sacado a las mujeres
- VII. Cómo hubo de nuevo mujeres en la isla de Haití, que ahora se llama la Española
- VIII. Cómo hallaron medio de que fuesen mujeres
- IX. Cómo cuentan que fue hecho el mar
- X. Cómo los cuatro hijos gemelos de Itiba Cahubaba, que murió de parto, fueron juntos a coger la calabaza de Yaya, donde estaba su hijo Yayael, que se había convertido en peces, y ninguno se atrevió a tomarla sino Deminán Caracaracol, que la descolgó, y t
- XI. De lo que aconteció a los cuatro hermanos cuando iban huyendo de Yaya
- XII. De lo que piensan acerca de andar vagando los muertos; cómo son éstos y lo que hacen
- XIII. Del aspecto que dicen tener los muertos
- XIV. De dónde procede esto, y lo que les hace estar en tal creencia
- XV. De las observaciones de estos indios behiques, y cómo profesan la medicina, y enseñan a los indios, y en sus curas medicinales muchas veces se engañan
- XVI. De lo que hacen dichos behiques
- XVII. Cómo se engañan a veces estos médicos
- XVIII. Cómo los parientes del muerto se vengan cuando han tenido respuesta por medio del hechizo de las bebidas
- XIX. Cómo hacen y guardan los cemíes de madera o de piedra
- XX. Del cemí Buya y Aiba, del que dicen que cuando hubo guerras lo quemaron, y después, lavándolo con el jugo de la yuca, le crecieron los brazos, le nacieron de nuevo los ojos y creció de cuerpo
- XXI. Del cemí de Guamorete
- XXII. De otro cemí que se llamaba Opiyelguobiran, que lo tenía un hombre principal de nombre Sababaniobabas, que tenía muchos vasallos a su mando
- XXIII. De otro cemí llamado Guabancex
- XXIV. Lo que creen de otro cemí que se llama Baraguabael
- XXV. De las cosas que afirman haber dicho dos caciques principales de la isla Española; uno de ellos Cacibaquel, padre del mencionado Guarionex; el otro Guamanacoel
- XXVI. De lo que aconteció con las imágenes, y del milagro que Dios hizo para mostrar su poder
- Capítulo LXIII. Cómo el Almirante fue a España para dar cuenta a los reyes católicos del estado en que dejaba la isla Española
- Capítulo LXIV. Cómo el Almirante salió de la isla de Guadalupe para ir a Castilla
- Capítulo LXV. Cómo el Almirante llegó a la Corte, y la expedición que le encomendaron los reyes católicos para su vuelta a las Indias
- Capítulo LXVI. Cómo el Almirante salió de Castilla y fue a descubrir la tierra firme de Paria
- Capítulo LXVII. Cómo el Almirante salió de las islas de Cabo Verde a buscar la Tierra Firme; del gran calor que sufrió, y la claridad que daba el Norte
- Capítulo LXVIII. Cómo el Almirante descubrió la isla de la Trinidad y vio la Tierra Firme
- Capítulo LXIX. Cómo el Almirante fue al cabo del Arenal, y los de una canoa fueron para hablar con él
- Capítulo LXX. Del peligro que corrieron los navíos al pasar por la Boca de la Sierpe; y cómo se descubrió Paria, que fue el primer hallazgo de Tierra Firme
- Capítulo LXXI. Cómo en Paria se hallaron muestras de oro y perlas, y gente de buen trato
- Capítulo LXXII. Cómo el Almirante salió para la Boca del Dragón y el peligro que corrió
- Capítulo LXXIII. Cómo el Almirante fue desde Tierra Firme a la isla Española
- Capítulo LXXIV. De la rebelión y alborotos que el Almirante halló en la Española promovidos por la maldad de Roldán, a quien había dejado por alcalde mayor
- Capítulo LXXV. Cómo Roldán procuró sublevar la villa de la Concepción y entró a saco en la Isabela
- Capítulo LXXVI. Cómo Roldán incitó a los indios del país contra el adelantado, y se fue con los suyos a Xaraguá
- Capítulo LXXVII. Cómo llegaron navíos de Castilla con vituallas y socorros
- Capítulo LXXVIII. Cómo los tres navíos que el Almirante mandó desde las Canarias llegaron donde estaba la sedición
- Capítulo LXXIX. Cómo estos capitanes hallaron al Almirante en Santo Domingo
- Capítulo LXXX. Cómo Roldán fue a ver al Almirante, y no llegó a ningún acuerdo con éste
- Capítulo LXXXI. El convenio que se hizo entre el Almirante, Roldán y los rebeldes
- Capítulo LXXXII. Cómo después del ajuste fueron los rebeldes a Xaraguá, diciendo que iban a embarcarse en las dos naves que enviase el Almirante
- Capítulo LXXXIII. Cómo los rebeldes mudaron de propósito en el ir a Castilla, e hicieron nuevo convenio con el Almirante
- Capítulo LXXXIV. Cómo vuelto Ojeda de su descubrimiento, causó nuevos alborotos en la Española
- Capítulo LXXXV. Cómo por informaciones falsas y fingidas quejas de algunos, enviaron los reyes católicos un juez a las Indias, para saber lo que pasaba
- Capítulo LXXXVI. Cómo el Almirante fue preso y enviado a Castilla con grillos, juntamente con sus hermanos
- Capítulo LXXXVII. Cómo el Almirante fue a la Corte a dar cuenta de sí a los reyes católicos
- Capítulo LXXXVIII. Cómo el Almirante salió de Granada para ir a Sevilla y hacer la armada necesaria para su descubrimiento
- Capítulo LXXXIX. Cómo el Almirante salió de la Española, siguiendo su viaje, y descubrió las islas Guanajas
- Capítulo XC. Cómo el Almirante no quiso ir a Nueva España, sino continuar hacia Oriente, en busca de Veragua y el estrecho de Tierra Firme
- Capítulo XCI. Cómo el Almirante fue por la costa de Oreja hacia el Cabo de Gracias a Dios, llegó a Cariay, y lo que vio e hizo allí
- Capítulo XCII. Cómo el Almirante partió de Cariay, fue a Cerabaró y Veragua, y navegó hasta que llegó a Portobelo, cuyo viaje fue por costa muy provechosa
- Capítulo XCIII. Cómo el Almirante llegó a Puerto de Bastimentos y al de Nombre de Dios, y navegó hasta que entró en el del Retrete
- Capítulo XCIV. Cómo por la fuerza de los temporales volvió el Almirante hacia Poniente para saber de las minas e informarse de Veragua
- Capítulo XCV. Cómo el Almirante entró con sus navíos en el río de Belén y determinó edificar allí un pueblo, y dejar en él al adelantado, su hermano
- Capítulo XCVI. Cómo el adelantado visitó algunos pueblos de la provincia y las cosas y costumbres de los indios de aquella tierra
- Capítulo XCVII. Cómo para seguridad del pueblo de los cristianos fue preso el Quibio, con muchos indios principales, y cómo huyó por negligencia de los que le guardaban
- Capítulo XCVIII. Cómo habiendo salido el Almirante para Castilla asaltó Quibio el pueblo de los cristianos, en cuyo combate hubo muchos muertos y heridos
- Capítulo XCIX. Cómo huyeron los indios que estaban presos en las naves, y el Almirante supo de la derrota de los de tierra
- Capítulo C. Cómo el Almirante recogió la gente que había dejado en Belén, y después navegamos a Jamaica
- Capítulo CI. Cómo el Almirante envió con canoas, desde Jamaica a la Española, a dar aviso de que estaba allí perdido con su gente
- Capítulo CII. Cómo los Porras, con gran parte de la gente, se rebelaron contra el Almirante diciendo que se iban a Castilla
- Capítulo CIII. De lo que hizo el Almirante después que los rebeldes partieron a la Española, y de su ingenio para valerse de un eclipse
- Capítulo CIV. Cómo entre los que habían quedado con el Almirante se levantó otra conjuración, la que se apaciguó con la venida de una carabela de la isla Española
- Capítulo CV. Cómo se supo lo acontecido en su viaje a Diego Méndez y a Fiesco
- Capítulo CVI. Cómo los rebeldes volvieron contra el Almirante, y no quisieron entrar en ajuste alguno
- Capítulo CVII. Cómo llegados los rebeldes cerca de los navíos, salió el adelantado a darles batalla, y los venció, prendiendo a su capitán Porras
- Capítulo CVIII. Y último. Cómo el Almirante pasó a la Española, y de allí a Castilla, donde fue a Nuestro Señor servido de llevarle a su Santa Gloria en Valladolid