¿Se puede hablar todavía del celo de Dios? Encontramos la expresión “Yo soy un Dios celoso” en la teofanía del Sinaí, más precisamente en el decálogo, en el que fundamenta el primer mandamiento (Ex 20 y Dt 5). ¿No encontramos en ello un gran antropomorfismo (se sobreentiende: superado), una manera de hablar de Dios a partir de una experiencia humana que se ha vuelto inadecuada?Tras una breve reflexión sobre el lenguaje bíblico, el autor nos introduce en una minuciosa investigación a través de los escritos deuteronómicos y proféticos. Seguiremos la evolución de una fórmula, que oscila entre la cólera y el amor, en la que se expresa la pasión, la exigencia y el compromiso de Dios con respecto al pueblo con el cual hace alianza.
- Presentación
- Un Dios celoso
Entre la cólera y el amor
- I. Las representaciones antropomórficas de Dios
- 1 – Problemas de lenguaje
- 2 – Los polos antinómicos del pathos divino
- II. El celo de Dios en el corpus deuteronomista
- 1 – La prohibición de adorar a dioses extranjeros
- 2 – La prohibición de imágenes
- 3 – Transgresión del primer mandamiento
- 4 – Yhwh se llama «celoso»
- Conclusión
- III. El celo de Dios en el corpus profético
- 1 – El libro de Ezequiel
- 2 – El libro de Isaías
- 3 – El libro de los Doce profetas menores
- Conclusión
- IV. Alcance teológico del «celo de Dios»
- 1 – En el centro de la alianza
- 2 – Apertura al misterio de Dios
- Conclusión: hacia el Dios revelado en Jesucristo
- Índice de citas bíblicas
- Para saber más
- Lista de recuadros
- Actualidad: Biblia y moral
- 1 – La «moral revelada»: don divino y respuesta humana
- 2 – Criterios bíblicos para la reflexión moral
- Contenido