Una habitación tétrica de paredes bajas y amarillentas donde tres personajes sombríos sentados a la mesa esperan a Rocco Pentàgora, que vuelve a casa después de la traición de su mujer: allí es donde el lector se encuentra inmerso al inicio de esta novela. Muy pronto se descubre que no ha habido ningún adulterio y que todo viene de unas cartas que su mujer, Marta, recibía de un admirador filósofo y a las que ella contestaba sólo para sentirse viva y escapar así de la rutina y del tedio. A partir de esto empieza un calvario para Marta (y para su familia), que primero la conducirá a hundirse, y luego a salir de la exclusión social para, como dice Gian Luca Luisi en su postfacio, «vivir de otra forma, y tratar de encontrar para ella otro papel que no es el que le había sido asignado en un principio».