De ser un narcotraficante anónimo Jota Cardona pasó a la lista de los más buscados por las autoridades. Sin duda, una pesadilla que no esperaba el humilde inmigrante que creía haber conquistado el Sueño Americano. Por su trato cortés y respetuoso había ido escalando hasta convertirse en un invitado indispensable en las reuniones del Jet Set a las que llegaba con el juguete favorito: la droga. Sumergido en una vida de lujos, excesos, vicio y mujeres, las autoridades le siguen la pista y finalmente logran apresarlo. Dos años más tarde protagoniza la primera fuga en la existencia de la prisión de Terre Haute. Cruza la frontera hacia México y en Colombia establece contacto con Pablo Escobar para regresar a Estados Unidos como uno de “los duros” del negocio ilícito que ahora detesta, como cristiano renacido. El hombre que llegó a tener más de 50 millones de dólares propios en sacos de correo cuenta su historia para que nadie caiga en el “negocio sucio” que le representó 18 años en las tenebrosas cárceles norteamericanas en las que conocería a otros “duros” como él, colombianos y mexicanos que sin haber salido de su tierra fueron extraditados a los Estados Unidos. Parece una película de acción con todas las lacras que rodean al narcotráfico: mujeres bellas, violencia, venganzas, brujería y traiciones. Una historia que enseña que el dinero fácil no lleva a nada, pero de su experiencia el protagonista emerge con una respuesta espiritual que transforma su vida.