Decir Parra es lo mismo que decir Chile. El sortilegio del apellido convoca toda clase de espíritus que cantan y celebran. Como en pocos casos, la identidad de un pueblo está delineada por las ramas de un potente árbol genealógico que no deja de dar frutos: Violeta, Nicanor, Roberto, Eduardo, Lautaro, Clarita, todos nombres demasiado ilustres para dejarse en el olvido. Aquí está el menor de los Parra, Óscar René, el hermano payaso. En las páginas de este libro aparece para mostrarnos su agitada vida, entre sombras y carcajadas, siempre en el centro de la pista. En su caso, los años de circo no son una metáfora: son carne y piel pintada, son lágrimas a veces simuladas pero a veces ciertas. Son los apuntes de una vida que no ha sabido de reconocimientos oficiales, pero sí del cariño de la gente, de pueblo en pueblo, función tras función. Incluye cuecas, chistes, rimas y rutinas del Tony Canarito.