El Espectro decide pasar el duro invierno en su casa de Anglezarke, situada en un tenebroso y frío páramo en el límite con lo Oscuro, y hasta allí le acompaña su aprendiz, Tomas Ward, para continuar con su educación. La sombría casa encierra en su bodega numerosas jaulas para brujas y boggarts y, lo más espeluznante, una lamia salvaje.
Cuando el Espectro resulte gravemente herido en una pelea contra seres fantásticos, Thomas deberá hacerse cargo de todo y, especialmente, impedir que Morgan, el anterior y fracasado aprendiz, recupere un libro de magia que le daría el poder de lo Oscuro que tanto ansía.