Nuestro cerebro no es un órgano que permanezca inalterable en cuanto alcanzamos la edad adulta. Evoluciona a lo largo de nuestra vida. Y esta plasticidad abre perspectivas para quienes sufren trastornos provocados por algún traumatismo o una enfermedad degenerativa. ¿Nos encaminamos hacia una medicina regeneradora? Junto a ese cerebro reparado, ¿no hay también un cerebro aumentado, o bien dopado, que se perfila gracias a programas de adiestramiento cognitivo, a los psicoestimulantes, a las moléculas «inteligentes» y a otros implantes? Memoria fortalecida, visión nocturna perfecta, control a distancia de robots: ¿qué nos preparan las nuevas neurociencias? ¿Y si la inmortalidad no fuera simplemente un sueño?