Ésta es una historia en la que se entremezclan diosas, vacas y primeros amores. Un cuento maravilloso y realista, muy en el tan característico y singular estilo de Manuel Gutiérrez Aragón, en cualquiera de sus manifestaciones narrativas. Un verano en una ciudad del norte, comienzo de vacaciones y descubrimiento del sexo, esa cosa que siempre se está descubriendo sin llegar a conocerla del todo.
Al estar su padre en prisión preventiva, el joven Ludi Rivera Pelayo goza la libertad de no tener ninguna autoridad encima, el verano es suyo. Pero ese agosto de lluvias y soles es más complejo de lo que parece. El padre no sólo está implicado en una acción política, que es lo que ha motivado su procesamiento, sino también en un lío de faldas. Y Ludi se deja atrapar en una telaraña parecida. El escenario es el monte Véspero, en el que su padre mantiene relaciones con la gente de los bosques, resistentes a la policía y a las gentes biempensantes.
A lo largo del verano, Ludi se iniciará en la vida adulta. Una mujer lánguida y hermosa le conduce por caminos inexplorados hacia un amor sin porvenir, pero gozoso. Ese comienzo tiene tintes clásicos: su tío y tutor le impone asistir a clases de griego, asignatura en la que flojea. En las faldas del monte Véspero, en cuya cima venusiana recibe las enseñanzas de un antiguo boxeador reciclado en fraile, Ludi traduce uno de los diálogos de Platón, el de la muerte de Sócrates. Porque en la extrañeza del lenguaje está todo, la comunicación y el secreto.
Después de su aclamado debut novelístico con La vida antes de marzo (Premio Herralde), «con una prosa dúctil, viva, la ironía bien dosificada, es una novela muy lograda» (J. Ernesto Ayala-Dip, El País), «una arquitectura compacta y de pulida calidad literaria, una novela intimista con trasfondo de gran actualidad» (O. Ramos, Página 72, Buenos Aires), Manuel Gutiérrez Aragón, con su tercera novela Cuando el frío llegue al corazón, se consagra como un espléndido escritor.
«Excelente y breve novela… Una novela deliciosa. Contada con gran sencillez. Con naturalidad» (Javier Goñi, El País).
«Impresionado por la calidad de su novela, Cuando el frío llegue al corazón. Sobre una arquitectura provocadora, el autor galopa a lomos del cuerpo y el alma de Ludivinio, que es el hombre zarandeado por el amor, dominado por el sexo, lanzado hacia el futuro incierto, con apuntes autobiográficos a base de espátula y reflexiones contradictorias… Manuel Gutiérrez Aragón domina el diálogo… Deslumbra en muchas ocasiones la calidad literaria de las conversaciones… Literatura auténtica, audaz y sin concesiones» (Luis María Anson, El Mundo).
«Espléndida novela, breve y emocionada… Gutiérrez Aragón logra crear un clima narrativo especial, con una melancólica ironía, en un relato lleno de sensibilidades y durezas. Con reminiscencias de alguna de sus más logradas películas, como Demonios en el jardín, esta novela se lee sin pausa» (Fernando R. Lafuente, ABC).
«Una novela envolvente… Una de esas novelas donde el silencio es tan elocuente y poderoso como los secretos del corazón y la libertad de los veranos» (Antón Castro, Heraldo de Aragón).
«Breve narración de ininterrumpible lectura por el interés que despierta… Una serie de personajes, sencillos, directos, normales colocados en un lugar especialmente escenificado para que se desarrolle esta historia tan natural como bien escrita, y que mantiene tenso el interés del lector» (Santiago Aizarna, El Diario Vasco).
«Es la mejor de sus tres novelas, magnífica… Gutiérrez Aragón ha conseguido lo que es fundamental para el logro de toda gran obra literaria –y narrativa, en general–, el óptimo acoplamiento entre lo que se cuenta y el cómo se cuenta, entre historia y lenguaje, entre lo que siempre se ha llamado con pereza el fondo y la forma. Para ello ha regresado taxativamente a sus esencias originales, a un pequeño núcleo urbano y norteño, próximo al mar, también campestre, entre montañas boscosas. En un paisaje realista, en el que anidan los fulgores de lo extraño y de lo maravilloso, sugeridos –nunca subrayados– con levedad cautivadora y con una prosa que es poética en las dosis justas y necesarias, Gutiérrez Aragón cuenta una historia veraniega de iniciación a la vida, perfumada de sensualidad, dolor, goce breve y tristeza… Vuelve al universo de sus mejores películas –Demonios en el jardín (1982), supongamos–, y lo hace no como un guionista que se solaza, sino como un escritor de novelas en plena posesión de su oficio» (Manuel Hidalgo, elCultural.es).
«Ha regresado en cierto modo al escenario que presidió una de sus últimas películas, “La vida que te espera”, protagonizada por Marta Etura y Luis Tosar en los Valles Pasiegos» (Guillermo Balbona, El Diario Montañés).
«Sentida, honda y emocionante» (Jesús Ruiz Mantilla, El País).
«Maravillosa novela» (Rosa Pereda, Diariocrítico.com).
«Una novela corta fabulosa, que lleva al lector a los años cincuenta de un pueblo norteño… Se aprecia, sobre todo, un empeño en la escritura misma que es puro gozo para el lector» (Marta Caballero, elCultural.es).
«Encuentra su voz más personal y profunda en Cuando el frío llegue al corazón, una historia de sexo y muerte entre dioses y vacas>» (Luis Martínez, El Mundo).
«De entre las muchas virtudes de Manuel Gutiérrez Aragón destaca especialmente su capacidad para crear personajes memorables… La obra está plagada de ramalazos de humorismo al mejor estilo Azcona… A pesar de no tratarse de una novela histórica, resulta más que lograda la recreación de esa peculiar época de nuestra historia, en la que el tiempo parece detenerse en las interminables décadas de una larga y fría posguerra, con una sociedad conservadora hasta la congelación… Como telón de fondo aparece, insoslayable, la asfixiante presencia de las fuerzas del orden, más ocupadas en la represión que en la justicia» (Javier Menéndez Llamazares, El Diario Montañés).